Fractura de rodilla: cuidados tras la cirugía
La rodilla está formada por tres huesos: el fémur, la tibia y la rótula, por lo que cualquiera de ellos es susceptible de sufrir una fractura. La fractura de rodilla se produce cuando hay un traumatismo de alta energía sobre ella.
Cualquier actividad física que comporte la posibilidad de una contusión directa de alta intensidad sobre la rodilla puede originar una fractura. Pueden ser actividades físicas al aire libre, como la escalada, el descenso de barrancos o el paracaidismo; y deportes de contacto como el fútbol, el rugby o el básquet. Un accidente de coche o de moto también puede provocar una fractura de rodilla.
Fractura de rodilla: tratamiento
Las fracturas de rodilla que afectan a las superfícies articulares son más graves que las fracturas que no incluyen la articulación.
Si la fractura afecta a la articulación própiamente dicha, en la mayoría de los casos es necesario realizar un tratamiento quirúrgico para conseguir la mayor congruencia articular y así evitar la degeneración posterior de la articulación.
¿Qué cuidados se deben tener tras una fractura de rodilla?
Según el tipo de fractura de rodilla, tras la operación se deberá evitar el apoyo de la pierna afectada entre 8 y 12 semanas, por lo que el paciente deberá andar con muletas durante este período de tiempo. Tras este período, se iniciará la carga progresiva hasta dejar las muletas y andar de manera normal.
Los especialistas en Traumatología afirman que, en muchos casos, la movilidad de la rodilla se podrá iniciar a los pocos días de la operación.
También es necesario someterse a un tratamiento de rehabilitación con el objetivo de recuperar progresivamente la movilidad articular y el trofismo muscular.
Poder practicar deporte tras una fractura de rodilla depende del tipo de requerimientos que precise el deporte que practica el paciente. A mayor demanda física, más se deberá demorar la reincorporación a la actividad deportiva.