Glándula tiroides, ¿en qué casos se debe extirpar?
El tiroides es una glándula endocrina, situada en el cuello, cuya función principal es segregar hormonas. Éstas son necesarias para regular la temperatura corporal y el consumo energético del organismo. Además, pueden estar relacionadas con alteraciones del carácter, del sueño e, incluso, del apetito.
Esta glándula puede enfermar, produciéndose un déficit o un exceso hormonal que condiciona la calidad de vida de los pacientes.
Aunque la mayoría de sus disfunciones tienen un tratamiento médico, en algunas ocasiones es necesario operar para extirparlo. Es el caso de algunos nódulos tiroideos, los bocios multinodulares de gran tamaño, el hipertiroidismo y el cáncer de tiroides.
La intervención para extirpar la glándula tiroides deja unas cicatrices que, aunque son mínimas, son visibles. Por ello, hemos desarrollado una técnica de mínima incisión necesaria que se realiza con la ayuda de unas gafas de microcirugía y con un soporte endoscópico de última generación.
Gracias a esta técnica, se puede extraer por completo el tiroides mediante una incisión cutánea de entre 3 y 5 cm en la mayoría de los casos. No es que sea una tiroidectomía invisible, pero sí que es una incisión muy pequeña que en un pliegue cutáneo del cuello es casi imperceptible.
Cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides puede aparecer en un nódulo único o bien puede estar dentro de un bocio multinodular de años de evolución. Hay diferentes tipos de tumores malignos en esta glándula, pero el más frecuente es el carcinoma diferenciado de tiroides. Es uno de los pocos tipos de cáncer en los que la cirugía es un paso indispensable para poder curarlo, lo que sucede en más del 80% de los casos.
Si el cáncer de tiroides es detectado a tiempo y extirpado en su totalidad, tiene cura.