Gota: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento
Los ataques de gota consisten en episodios de inflamación articular muy aguda y dolorosa. Esta inflamación se debe a la presencia de cristales de sal del ácido úrico en el interior de las articulaciones.
Los cristales se forman sobre todo en articulaciones y tendones como consecuencia de niveles elevados de ácido úrico en sangre (hiperuricemia), que frecuentemente se relacionan con hábitos dietéticos excesivos y con la ingesta de alcohol - especialmente de cerveza si es excesiva -. Alrededor de un 7% de los hombres tienen niveles elevados de ácido úrico en sangre, pero solo un porcentaje menor forma cristales de urato y padece gota. Por su parte, las mujeres en edad fértil o durante la menopausia pueden subir sus niveles de ácido úrico, pero sin alcanzar la de los hombres y en ellas la gota es mucho menos frecuente – aunque puede aparecer en mujeres tras la menopausia sobre todo si toman diuréticos -.
Causas de la aparición de la gota
Los hábitos alimenticios excesivos, además de poder producir lo que se ha llamado Síndrome Metabólico (obesidad, hipertensión, diabetes, niveles altos de colesterol y lípidos en sangre), aumentan el ácido úrico en sangre (hiperuricemia) y son la causa más frecuente de hiperuricemia y gota. La gota nunca se debe a la ingesta de un solo o unos pocos alimentos. La toma de diuréticos, la insuficiencia renal y, raras veces, otras enfermedades o predisposición genética, también producen hiperuricemia y causar gota. En ocasiones, se asocia a disminución de la función renal en cuyo caso es particularmente conveniente tratarla.
La acumulación de los cristales de urato y los ataques de gota
La acumulación de los cristales de urato precede al primer ataque de gota, el cual puede tardar tiempo en llegar. Mayoritariamente, la gota se manifiesta por producir inflamación articular aguda e intensa, casi siempre en usa sola articulación, que pasa de una inflamación asintomática a inflamarse intensamente. Tras la inflamación, la articulación se hincha y su superficie puede enrojecerse, provocando un intenso dolor. Las zonas más comunes donde aparece la gota son la base del dedo gordo del pie, el empeine, tobillo, rodilla, muñeca o alguna articulación de los dedos de la mano.
Un diagnóstico certero y exacto
La identificación de cristales en el líquido articular permiten un diagnóstico preciso. El diagnóstico basado en las características clínicas de la enfermedad y a la existencia de niveles elevados de ácido úrico en sangre es incierto. Radiografías o Resonancia Magnética no permiten diagnosticar la gota.
Consecuencias de la gota
Además de los ataques que pueden resultar muy dolorosos y temporalmente invalidantes (suelen ser más frecuentes e intensos a medida que pasa el tiempo si la gota no se trata), pueden de forma tardía dañarse articulaciones o aparecer nódulos cercanos a algunas articulaciones llamados tofos. La consecuencia más inquietante es que la gota aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular – como el infarto de miocardio y otras complicaciones de la arteriosclerosis. Recientemente, se ha asociado a impotencia cuyo origen es frecuentemente vascular.
Tratamiento de la enfermedad
La gota es una enfermedad con un tratamiento muy eficaz y se tiene por curable, ya que el depósito de cristales es reversible reduciendo la uricemia a niveles normales. Los ataques son en general fácilmente tratables.