Guía básica sobre la Menopausia
La Menopausia es una de las etapas más temidas por las mujeres, debido a los problemas y cambios que conlleva, aunque bien sabido es que es algo inevitable. No se cataloga como enfermedad, aunque sí que puede derivar en alguna de ellas, y es por eso que no se debe descuidar la salud ni las revisiones ginecológicas de forma regular.
Esta etapa en la vida de toda mujer se caracteriza por una pérdida de capacidad reproductiva debido a una separación de la secreción hormonal por parte del ovario, que desemboca en unos cambios metabólicos.
Aparición y tipos de Menopausia
La edad normal en que aparece se sitúa entre los 45 y los 55 años, siendo Menopausia precoz aquella que se produce antes de los 45 años, y tardía la que acontece después de los 55. Podemos distinguir dos tipos de menopausias en relación a su origen. La Menopausia natural es la que se produce como consecuencia de un agotamiento de la función ovárica, mientras que la Menopausia artificial es aquella provocada por Cirugía, Radioterapia o Quimioterapia.
Síntomas de la Menopausia
El descenso brusco de estrógenos en sangre provoca una serie de síntomas. Los más comunes son los sofocos, la irritabilidad o la labilidad emocional, que conlleva a la tristeza y al llanto fácil de la mujer afectada. Otros síntomas, más relacionados con el aspecto sexual, son el descenso de la libído o la sequedad de piel y mucosas, que provocan las molestias en las relaciones. Los problemas articulares o el insomnio son otros síntomas a tener en cuenta, aunque el más importante desde el punto de vista de la salud son las alteraciones cardiovasculares: con la Menopausia, las cifras de infarto se igualan con las del varón.
El síntoma que más preocupa son los sofocos y la manera de combatirlos. La solución, una dieta rica en soja y realizar ejercicio físico para liberar endorfinas.
Falsos mitos de la Menopausia
Tener cierta tendencia a ganar peso y la posibilidad de perder el apetito sexual son dos de los falsos mitos más frecuentes en la Menopausia. La afectada no tiene por qué engordar si sigue una dieta equilibrada y practica ejercicio físico con regularidad. En cuanto a las relaciones sexuales sí que es cierto el descenso de la libído, como consecuencia de la Sequedad Vaginal, aunque no tienen por qué acabarse las relaciones, puesto que se pueden hacer tratamientos para que éstas sigan siendo placenteras.