Hiperplasia Benigna de Próstata: cuando la próstata crece más de lo normal
La próstata es una glándula específica del hombre que se localiza por debajo de la vejiga urinaria. Se desarrolla a partir de la pubertad y alcanza un tamaño de unos 20 gramos para cumplir una función principalmente sexual. De hecho se encarga de producir sustancias que hacen más fluido el eyaculado.
Hiperplasia Benigna de Próstata
La próstata, con el tiempo, sufre una serie de cambios en su estructura que incrementan su tamaño y alteran la forma. Esta modificación es fruto de la edad y de la acción de las hormonas masculinas, conocida como hiperplasia benigna de próstata. Tal crecimiento obstruye lentamente la salida de la vejiga y modifica progresivamente la forma de orinar. Así esta obstrucción reduce la fuerza del chorro, obliga a hacer presión con los músculos del abdomen para orinar y provoca un molesto goteo al terminar. Con el tiempo, la micción se entrecorta y es necesario evacuar la orina en dos o tres intentos.
Dado que la vejiga trabaja contra una resistencia puede alterar su estructura y su funcionamiento, apareciendo la necesidad imperiosa de orinar (urgencia), la sensación de vaciado incompleto (tenesmo), la necesidad de levantarse varias veces a orinar durante la noche e incluso la imposibilidad de orinar (retención de orina). Las infecciones de orina, facilitadas por el hecho de que la vejiga nunca se vacía del todo, o el sangrado al orinar (hematuria) pueden aparecer en cualquier momento. En los casos más avanzados, la vejiga es incapaz de vaciarse y acumula grandes cantidades de orina, facilitando el deterioro progresivo de los riñones.
Alguno o varios de estos síntomas aparecen, con mayor o menor intensidad, en la cuarta parte de los varones de 55 años y en la mitad de aquellos que alcanzan los 75 años. De hecho se calcula que casi una tercera parte de todos los hombres necesitarán operarse en algún momento de su vida para solucionar los problemas que este crecimiento de la próstata plantea.
Diagnóstico de la Hiperplasia Benigna de Próstata
La lenta aparición y progresión de los síntomas y la frecuencia con la que aparecen hacen que consideremos "normales" las alteraciones en nuestra forma de orinar. Por ello, consultamos a veces tarde al médico de familia o al especialista. Además, es necesario decir que otras enfermedades como el cáncer de próstata provocan los mismos síntomas ya comentados. Por todo ello se considera recomendable que los varones por encima de los 45 o 50 años con síntomas miccionales acudan a su especialista para someterse a revisiones periódicas.
El Comité de Expertos en HBP considera apropiado realizar una "medición" de los síntomas empleando un cuestionario ya consensuado por los especialistas, un tacto rectal, así como análisis en sangre de la función de los riñones y un análisis básico de orina. Será el urólogo quien recomiende, en cada caso concreto, ampliar el diagnóstico mediante la realización de una ecografía, flujometría (medición de la orina evacuada por unidad de tiempo) o determinación del PSA (antígeno específico prostático) entre otros.
Tratamiento para la Hiperplasia Benigna de Próstata
Existe un gran abanico de posibilidades para el tratamiento de la HBP. En la mayor parte de los casos un correcto seguimiento o el uso de un tratamiento farmacológico serán suficientes para aliviar los problemas. No obstante, todos los especialistas coinciden en la necesidad de una intervención quirúrgica en los casos de retención aguda de orina repetida, infecciones urinarias, sangrado reiterado o aparición de cálculos en la vejiga derivados de la obstrucción.
Fuera de estos supuestos, la indicación de una intervención derivará de la falta de respuesta al tratamiento farmacológico y de la alteración que la enfermedad provoque en la calidad de vida de quien la padece.
- Para el tratamiento médico, a grandes rasgos, se emplean fármacos que reducen la resistencia en el cuello de la vejiga y en la porción de la uretra intra prostática (alfa-bloqueantes), que disminuyen el tamaño prostático (inhibidores de la alfa reductasa) o combinaciones de los mismos. Todos ellos tienen como fin común reducir la obstrucción que el crecimiento prostático provoca.
- La intervención quirúrgica se realiza mediante dos procedimientos básicos, dependiendo fundamentalmente del tamaño que alcance la próstata.
o En el caso de glándulas voluminosas tradicionalmente ha sido necesario realizar una cirugía "abierta" (adenomectomía) para su extracción. No obstante, en la actualidad, la enucleación laparoscópica se está introduciendo con éxito.
o La intervención a través de la uretra, sin necesidad de realizar una herida externa (resección transuretral RTU), se reserva para las glándulas de tamaño no superior a los 60-70 gr., y consiste en extirpar la próstata fragmentándola por medio de un asa de corte eléctrico. En casos muy concretos un solo corte longitudinal de la próstata y del cuello de la vejiga (TCP o trigonocervicotomía prostática) es suficiente. No obstante, en la actualidad han sido desarrollados procedimientos transuretrales de la mano de las fuentes de alta energía (láser). La enucleación mediante laser de holmio es capaz de tratar con éxito próstatas voluminosas con resultados equiparables a la adenomectomía. El láser verde permite el tratamiento mediante vaporización de próstatas hasta 100 cc. con seguridad y buenos resultados.
Los resultados de los diferentes procedimientos indicados son similares, y los riesgos han de ser determinados y explicados por el especialista para cada caso individual.