Información básica sobre la Diabetes Mellitus
La Diabetes Mellitus es una enfermedad en la que no hay insulina o ésta no puede utilizarse adecuadamente. La insulina es una hormona que se produce en el páncreas, en las llamadas células β pancreáticas y cuya misión es permitir que la glucosa entre dentro de las células de nuestro organismo.
La glucosa es la energía que precisa nuestro cuerpo para llevar a cabo sus funciones, esto es, nuestra gasolina.
Cuando la glucosa no entra en las células puede ser, porque bien no hay insulina (Diabetes Mellitus tipo I y fase final de la Mellitus tipo II), o porque las células de nuestro cuerpo no responden a la insulina y ésta no puede hacer entrar la glucosa en el interior de las mismas (Diabetes Mellitus tipo II).
Causas de la Diabetes Mellitus
En la Diabetes Mellitus tipo I, lo que sucede es la destrucción de las células β, en general de causa autoinmune, es decir nuestro sistema inmune se altera y no reconoce como “suyas” las células B del páncreas, las agrede y las destruye. Algunos virus pueden ocasionar esta situación.
Por otro lado, en la Diabetes Mellitus tipo II, el problema se relaciona con la obesidad, y es más común en personas mayores de 40 años, pese a que, actualmente, su incidencia entre los jóvenes es creciente.
Tratamiento de la Diabetes Mellitus
Tanto en el tratamiento de la Diabetes Mellitus tipo I como la tipo II, el objetivo es restaurar los niveles anormales de glucosa. En la de tipo I se aplica un tratamiento sustitutivo de insulina o análogos de la insulina. En la tipo II, en las fases mas avanzadas de enfermedad se aplica un tratamiento sustitutivo de insulina o análogos, en fases anteriores de la evolución, un tratamiento con antidiabéticos orales.
Si no se trata a tiempo, la Diabetes Mellitus puede tener varias consecuencias.
Entre ellas podemos distinguir complicaciones agudas y complicaciones crónicas.
En las agudas, básicamente 2: Los estados hiperosmolares (o “coma diabético) y la hipoglucemia.
En cuanto a las complicaciones crónicas, casi todo nuestro cuerpo se afecta. Encontramos el daño de los pequeños vasos sanguíneos, el daño de los nervios periféricos, el llamado pie diabético que puede ocasionar heridas difícilmente curables y la mala irrigación sanguínea de los pies, puede conducir a laceraciones y eventualmente a la amputación de las extremidades inferiores. Además, estas complicaciones crónicas pueden traducirse en daño de la retina, daño renal, daño de los vasos sanguíneos grandes, daño cerebrovascular, hipertensión arterial o daños en la piel.