Intervención por laparoscopia: cirugía sin grandes incisiones
La laparoscopia es una tecnología que permite utilizar una cámara de video para evitar grandes incisiones para realizar intervenciones abdominales.
Utilizar pequeñas heridas en lugar de un gran corte permite reducir el dolor postoperatorio y las infecciones de las heridas y con ellos, las hernias, las complicaciones respiratorias, el encamamiento y la estancia hospitalaria.
Utilización de la laparoscopia
En algunas intervenciones, como es el caso de la extirpación de la vesícula o la reparación de la hernia de hiato, las principales complicaciones derivan de la incisión abdominal y por ello, son las que más se benefician de la utilización de la laparoscopia. Pero, realmente, se puede realizar por laparoscopia la mayor parte de las intervenciones que se realizan en Cirugía General:
- cirugía de la vía biliar
- cirugía de cáncer de colon y recto
- cirugía del cáncer gástrico e incluso pancreático
- la extirpación del apéndice, la glándula suprarrenal o el bazo
- otras intervenciones como las hernias, las resecciones hepáticas, la reconstrucción del intestino o la exploración abdominal.
Intervención por laparoscopia: procedimiento
En general, el tipo de intervención que se realiza por laparoscopia debe ser el mismo que se realizaría por vía convencional, siendo el abordaje la única diferencia.
La intervención comienza con la colocación de un tubo (trócar) que permite la introducción de la cámara de video. Luego se llena el abdomen con un gas que aumenta el espacio en que trabaja el especialista y se colocan otros tubos (el número y colocación depende de la intervención a realizar) por los que se introduce el material quirúrgico, especialmente diseñado para estas intervenciones.
Por otro lado, no es necesaria ninguna preparación especial para una intervención por laparoscopia siendo la única limitación la experiencia del equipo quirúrgico.
Riesgos de la laparoscopia
Como cualquier procedimiento quirúrgico, la laparoscopia tiene sus complicaciones. De ellas, la más frecuente es la necesidad de convertir a cirugía tradicional por no poder completar la intervención por laparoscopia. También se puede presentar perforación del intestino al introducir los trocares o hemorragia en la pared abdominal. El resto de complicaciones son, en mayor o menor medida, las mismas que con el abordaje tradicional.