La actividad física, el mejor factor preventivo contra el dolor de espalda
El perfil de los pacientes que mayormente sufren problemas de espalda son personas sedentarias, especialmente trabajadores de oficina que permanecen mucho tiempo sentados y con poco movimiento. Sin embargo, el término ‘dolor de espalda’ es muy amplio y conviene matizar las diferencias entre una lesión y una disfunción. En las lesiones intervienen procesos donde el tejido ha sufrido alteraciones, mientras que hablamos de disfunciones cuando, debido a alteraciones biomecánicas, se originan problemas de sobreutilización, sobrecarga, espasmo muscular y fibrosis.
Lesiones más frecuentes
Las discopatías y los procesos degenerativos son los problemas mayormente tratados en la consulta. Sin embargo, es importante apuntar que estas alteraciones no siempre conducen al dolor o a la incapacidad del paciente. Realizar una buena historia clínica y una concienzuda exploración física es fundamental para determinar el origen de las dolencias y tratarlas adecuadamente más allá del diagnóstico radiológico. Especialmente relevantes son las dolencias raquídeas que cursan con dolor neuropático, puesto que este menoscaba mucho la calidad de vida de los pacientes. Otras afecciones menos frecuentes en consulta son la espondilolistesis y las estenosis del canal raquídeo.
El estrés es otro factor que contribuye a la aparición y mantenimiento de estos problemas socialmente aceptados y que conviven a diario con la población, lo que supone un verdadero problema de salud pública. Más allá de los tratamientos disponibles, el deporte y la mejora de la condición física, minimizarán estos dolores, que en algunos casos –con un porcentaje muy reducido- pueden llegar a ser invalidantes.
Un buen diagnóstico, básico
El tratamiento ideal contra el dolor de espalda comienza con un buen diagnóstico. En el campo de las intervenciones conservadoras o no quirúrgicas, aquellas que emplean la movilización articular son las que han demostrado mayor efectividad. En este campo, la Osteopatía se muestra como una opción terapéutica de primer orden, siendo las dolencias de espalda su principal motivo de consulta. La combinación de terapia manual y una actividad física adaptada a las capacidades y gustos del paciente favorecen que el tratamiento tenga éxito a medio-largo plazo.