La artrosis: síntomas, prevención y tratamiento
Estadísticamente, la artrosis es el proceso más frecuente dentro de las enfermedades de las articulaciones y columna vertebral. El cartílago es una sustancia muy resistente, de superficie lisa que recubre las articulaciones para que su función sea perfecta.
El deterioro de este cartílago se inicia habitualmente a partir de la mitad de la vida, incluso en personas más jóvenes, alterándose su superficie, adelgazándose, a veces hay ulceras (condromalacia) pudiendo desaparecer totalmente provocando la destrucción de la articulación y la pérdida de su función.
Todo este proceso puede desarrollarse en el curso de muchos años, pero hay casos en que la evolución es muy rápida, especialmente en articulaciones de carga como las rodillas o las caderas.
Síntomas
Los síntomas dependen del momento evolutivo de la enfermedad, así como de su intensidad. El dolor es el síntoma principal, puede ser muy importante en fases avanzadas incluso en reposo, aunque lo más habitual es que se presente al mover la articulación, al andar, etc.
La inflamación suele presentarse en las crisis o en las fases más evolucionadas, incluso con derrames articulares en las grandes articulaciones (rodillas o caderas) impidiendo andar.
La pérdida del movimiento normal de la articulación, rigidez y deformidad son otros de los síntomas más frecuentes.
Prevención
Como en todas las enfermedades, la prevención, la disminución del riesgo de aparición o el retardo de su evolución debe ser la finalidad principal. Como en la mayoría de los procesos del aparato locomotor hay un factor genético de predisposición en determinadas personas, aquellas que pueden desarrollar la enfermedad y en las que los factores potenciadores ayudarán a que sea más rápida su evolución.
En las articulaciones de carga, rodillas y caderas, el peso facilita la aparición en personas predispuestas. Determinadas profesiones con sobrecarga constante de ciertas zonas (región lumbar, caderas, rodillas, etc.) pueden predisponer la aparición de la artrosis.
Tratamiento
La finalidad del tratamiento es:
1. Mejorar los síntomas, el dolor, la inflamación y la movilidad.
2. Frenar o retardar la evolución
3. Cirugía sustitutiva (prótesis) cuando la articulación ha sido destruida por la artrosis.
En el primer punto, el tratamiento se basa en fármacos que ayuden a disminuir la inflamación y el dolor; antiinflamatorios, analgésicos… siempre teniendo en cuenta sus posibles efectos secundarios.
En algunos casos la fisioterapia o la electroterapia pueden mejorar localmente los síntomas, con resultados en general muy pobres. Finalmente, se puede optar por Infiltraciones locales en casos de crisis agudas y/o derrame articular. En todos los casos, es importante mantener el ritmo de vida adecuado.
El segundo punto es muy importante, ya que es el que pretende modificar la evolución para estabilizar el proceso o retardarlo, intentando que no llegue nunca la cirugía.
Actualmente la técnica que está dando mejores resultados en este sentido es la aplicación de factores de crecimiento (plasma rico en plaquetas) siempre que se apliquen en el momento adecuado. Nuestra experiencia se remonta a más de cinco años y estadísticamente alrededor del 80% de pacientes han obtenido una importante mejoría en su sintomatología y, sobre todo, una estabilización clara de la progresión de la artrosis, especialmente en los casos de inicio del cuadro.
También en casos más evolucionados en que los factores pueden no estar indicados, la artrosis puede responder a la ozonoterapia intrarticular.
Finalmente, si la articulación ha perdido toda su estructura queda la cirugía reparadora o sustitutiva mediante una prótesis total.
En resumen, como enfermedad crónica y progresiva, hoy en día podemos cambiar la evolución si se actúa en el momento adecuado.