La dieta hipocalórica
La dieta hipocalórica es aquella en la cual existe una reducción de calorías diarias o de alimentos con alta densidad calórica, y que depende de las exigencias de cada persona. No tiene el mismo metabolismo un niño en edad de crecimiento, un deportista de élite, una persona anciana o una mujer gestante. La balanza siempre debe estar equilibrada entre lo que se ingiere y lo que desgastamos con nuestra actividad física diaria.
Esta dieta se fundamenta a partir de un valor en los que interfiere el metabolismo de cada persona más su factor de actividad, edad, sexo, etc., restándole a ella las calorías que debe llevar la dieta, de este modo crearemos un déficit energético que será el responsable de la pérdida de peso progresivo.
Un ejemplo, una mujer de 40 años con un metabolismo basal de 1500 y con un ejercicio moderado (factor actividad 1,2) necesitaría unas 1900kcal para el mantenimiento de su peso. Si tiene intención de perderlo, se le elaboraría una dieta de aproximadamente 1300 Kcal creando un déficit de 600 Kcal diarias. Estas 600Kcal que ingerimos de menos son las que van a ayudar al cuerpo a que obtenga la energía de la grasa corporal almacenada y así su posterior combustión que dará lugar a una pérdida de peso progresiva.
Duración de la dieta hipocalórica
En una dieta hipocalórica primero debemos de proponer un peso ideal, teniendo en cuenta siempre la complexión, estatura de la persona, etc., (no hay duración establecida). Es decir, una persona que deba perder 15kg nos marcaremos objetivo a corto plazo los 10 primeros, posteriormente iremos introduciendo ciertos alimentos limitados desde el inicio del tratamiento hasta conseguir llegar al peso ideal marcado, es en este punto donde la persona tiene que aprender a combinar alimentos, controlar raciones, pero comiendo todo tipo de alimentos. Esta fase tiende a prolongarse durante 5- 6 meses.
Trataremos de educar a los pacientes de cómo se debe comer. Es una dieta en la que lo fundamental no es conseguir una pérdida de peso, si no mantenerlo. Para ello se debe seguir siempre una dieta controlada.
Siempre se les recomienda que incrementen su actividad física diaria, una dieta debe ir acompañada de un aumento del ejercicio. Los especialistas enseñamos a comer al paciente. Analizamos si toma una cantidad de hidratos de carbono excesivo, muchos azúcares, mucha grasa, y se elabora la dieta restringiendo estos tipos de nutrientes.
Los resultados de la dieta hipocalórica
El promedio saludable de pérdida de peso, suele ser de 2-2,5 Kg al mes. Pero es verdad que cuando se hace una dieta, el primer mes lo que se pierde es líquido, ya que sufrimos un efecto destoxificador que a nivel renal hace que eliminemos líquido retenido.
Debemos de tener en cuenta, que sin ser exacto, para la pérdida de un quilo de grasa debe haber un déficit de 7000kcal (cada 10-12 días). El hecho de perder a mayor velocidad puede traer consecuencias nefastas al dejar la dieta, ya que la persona no adquiere los hábitos alimentarios correctos, el cuerpo no se acostumbra al cambio de metabolismo y trae consigo un aumento de peso excesivo al abandonar el tratamiento.
La pérdida de peso debe ser progresiva y controlada, es decir, poco a poco para que el paciente no sufra ansiedad ni pase hambre, porque si no el índice de abandono aumentará, incrementándose el apetito dando lugar al aumento de peso perdido nuevamente.
Cómo deben ser las comidas de este tipo de dieta
Lo ideal en la alimentación es realizar 5 comidas diarias. Se ha demostrado que cada vez que nosotros comemos hay un aumento de glucosa y una descarga de insulina para compensar esa glucosa. Esas descargas bruscas de insulina nos generan más hambre, entonces si nosotros hacemos tres comidas al día y muy abundantes, debido a un atracón o simplemente que tengamos mucha hambre, la descarga de insulina es muy superior provocando que al poco tiempo nos entre esa sensación de hambre
Sin embargo, si fragmentamos las comidas en cinco, descargaremos un poco de insulina, pero no una cantidad exagerada y nos ayudará a mantenernos sin tanta ansiedad.
Se debe realizar un desayuno fuerte, ya que es la primera comida del día y debe ser abundante y variada (frutas, cereales, algún lácteo, etc.). A media mañana debemos introducir una porción de frutas o algún lácteo, a poder ser desnatado.
En el almuerzo es donde debemos de introducir los hidratos de carbono (pastas, arroces, patatas y legumbres) para así tener horas en el día para su posterior combustión.
En la merienda lo ideal es hacer un pequeño tentempié tipo fruta de temporada y la cena debe ser también ligera, debido a que quedarán pocas horas para descansar y la quema de grasas disminuye al máximo. De esta manera, vamos a mantener unos picos de insulina y de glucosa más o menos estables.