La fístula anal, siempre tratada en quirófano

La fístula anal, siempre tratada en quirófano

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 25/05/2019

El tratamiento quirúrgico siempre se emplea para el tratamiento de la fístula anal. A nivel del canal anal, existen unas pequeñas glándulas, que si se bloquea su salida puede producir abscesos, y una proporción importante de estos se pueden convertir en fístulas. Se trata de un conducto que comunica una zona a nivel de la piel perianal con el interior del canal anal, en que su trayecto puede atravesar los dos esfínteres del ano.

Por tanto, en la mayoría de casos, la fístula anal es el resultado de un absceso perianal. En una pequeña proporción de ellos, son debidas a otros procesos como la enfermedad de Crohn, enfermedades de transmisión sexual, trauma, tuberculosis, cáncer o divertículos.

Tipos y tratamiento

En función de su afectación del aparato esfinteriano, diferenciamos dos tipos de fístulas anales: las simples, que afectan a menos del 50%, y las complejas, a más del 50%. Las fístulas simples se tratan mediante una fistulotomía, en que la piel y el músculo hasta el trayecto de la fístula se cortan, convirtiéndolo en un surco abierto.

En el caso de las fístulas complejas o fístulas reproducidas (multioperadas), hay varias opciones terapéuticas. El Setton se puede aplicar en las que no se pueda extirpar la totalidad del trayecto por su relación con el esfínter o en aquellos casos en los que haya un componente inflamatorio agudo, con absceso asociado, se deja una banda de silicona elástica (en el caso de enfermedad de Crohn o alta sospecha), o hilo de seda gruesa, con el fin de que la fístula no se cierre en falso, así como para tensar de la misma. También se puede realizar el denominado Flap o colgajo de avance, en el que en primer lugar se extirpa el trayecto fístulas desde el orificio fistuloso externo hasta el aparato esfinteriano, para luego cerrar internamente el orifico fistuloso mediante un autoinjerto mucoso.

Otros procedimientos más recientes abarcan desde la aplicación de pegamentos biológicos, o materiales biocompatibles sintéticos, o la aplicación de células madre dentro del trayecto fistuloso, con resultados aún por analizar, en especial a largo plazo.

Los síntomas

El dolor y la inflamación alrededor del ano y durante o después de la deposición son síntomas de padecer una fístula anal. El sangrado, la secreción con sangre o mal olor, o la irritación de la piel alrededor del ano son otros de los indicadores de que algo no va bien. Su diagnóstico varía en función de si son simples o complejas. En las fístulas no complejas, puede bastar con una historia clínica, un tacto rectal o una rectoscopia. En las complejas, sin embargo, además de estas medidas, son precisas otras exploraciones complementarias como la ecografía endoanal, la resonancia nuclear magnética y la manometría anorrectal.

 

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