La influencia de la dieta en el acné
Lo primero que hay que saber sobre el acné que se trata de una enfermedad inflamatoria, donde lo más significativo es:
-Aumento de la queratinización de los folículos pilosos, que hace que se tapone el folículo.
-Aumento de la formación de sebo.
-Colonización microbiana de la unidad pilosebácea.
-Inflamación.
Otros factores, como la herencia y el estrés, también pueden agravar el acné.
En términos científicos y de forma esquemática, se podría decir que el elemento inicial es la queratinización anómala de los queratinocitos, lo que crea el microcomedón. Al mismo tiempo, el aumento de los andrógenos circulantes en la pubertad estimulan la producción de sebo. Todos estos elementos se combinan en la unidad pilosebácea para crear un ambiente favorable a la colonización por Propionibacterium acnes, quien finalmente inicia y mantiene la respuesta inflamatoria.
Qué alimentación influye
En el aumento de la queratinización, es decir, en el taponamiento del folículo piloso, intervienen factores de crecimiento, que a su vez se ven favorecidos por dos hormonas: la insulina y la hormona del crecimiento.
Centrémonos en la insulina. Su aumento en sangre hace crecer la proliferación y disminuye la autodestrucción celular (apoptosis), y viceversa una disminución de la insulina disminuye la queratinización, y por lo tanto, el taponamiento del folículo pilosebáceo. Cuanto más comemos hidratos de carbono de alta carga glucémica -con capacidad de aumentar la insulina de forma rápida- más estimulado está el proceso de queratinización. Es decir, los hidratos de carbono de alta carga glucémica/ alto índice insulínico, influyen en la aparición y mantenimiento del acné.
La formación de sebo (estimulada por la acción de los andrógenos) si es excesiva también favorece la aparición de acné. Cuando aumenta la insulina en sangre, se aumentan los niveles de andrógenos. Por lo que las dietas ricas en fibra mejoran los andrógenos circulantes y, en consecuencia, el acné.
Alimentos ricos en omega 3 y en omega 6
Las bacterias implicadas en la patogenia del acné provocan una cascada de reacciones inflamatorias que podemos modular con la alimentación. Uno de los factores más relevantes de la influencia de la dieta en la inflamación, es la relación entre los ácidos grasos omega 6 y omega 3.
Ya que los ácidos omega 6 tienen propiedades proinflamatorias mientras que los omega 3 poseen actividad antiinflamatoria. Por lo tanto, una dieta favorable para tratar el acné debe tener un alto consumo de Omega3, como pescado, por su acción antiinflamatoria.
En cambio, es significativo ver como el ser humano evolucionó con una dieta donde el ratio omega 6/omega 3 era, aproximadamente de 1, y en las dietas occidentales ahora es de 15/1, originado por el predominio de los omega 6 en la mayoría de los aceites vegetales y alimentos procesados hechos con estos aceites.
Con todo, podemos concluir que la inflamación del acné inducida por la dieta se debe a:
-Alto consumo de grasa saturadas y trans
-Aumento del consumo de azúcares y productos refinados (arroz, pasta, pan)
-Disminución del consumo de antioxidantes naturales (frutas y verduras)
-Vida sedentaria
-Sobreconsumo de ácidos omega 6 (aceite de girasol, de maíz, directamente o a través de productos industrializados), sin una compensación adecuada de alimentos ricos en Omega 3 (pescado, semillas de lino)