La intolerancia a la lactosa, una patología desigual según los lácteos consumidos
La lactosa está presente en la leche y sus derivados. La intolerancia a la lactosa es debida a que en las paredes del intestino hay una disminución de la enzima necesaria para su metabolización y absorción. Esta enzima recibe el nombre de lactasa.
La frecuencia de intolerancia a la lactosa se detecta de forma distinta en diferentes países. Las zonas más acostumbradas a consumir leche sufren menos casos de intolerancia a la lactosa. En los escandinavos y anglosajones es aproximadamente del 5%, en los españoles del 15-30 %, y en habitantes de África central o China superior al 80%.
La intolerancia a la lactosa puede ser permanente (congénita) o temporal (adquirida). La forma permanente está determinada genéticamente y se mantiene a lo largo de la vida, si bien puede sufrir fluctuaciones. La forma temporal (reversible) se produce en relación a determinadas enfermedades, tales como la gastroenteritis infecciosa o inflamaciones intestinales de otro tipo, así como tras la toma de ciertos medicamentos (antiinflamatorios, aspirina, antibióticos, etc.).
Los síntomas que aparecen tras la ingesta de lácteos en pacientes con intolerancia a la lactosa son muy diversos pero los más frecuentes son la distensión abdominal, el dolor y la diarrea. Su gravedad depende de la cantidad de lactosa ingerida, del nivel de deficiencia de lactasa y de la susceptibilidad de cada persona.
La prueba más eficaz y sencilla para el diagnóstico de malabsorción de lactosa es el test del aliento. Consiste en obtener muestras de aire espirado (soplando) tras la administración de una cantidad conocida de lactosa. También existen otros métodos de detección como el test sanguíneo (se mide el nivel de glucosa en sangre), el test genético (se extrae ADN del paciente para comprobar si es intolerante o no) y una biopsia del intestino delgado (determina si hay lactosa en la mucosa intestinal).
El tratamiento consiste en evitar la lactosa en la dieta y, en determinadas situaciones, utilizar suplementos de la enzima (lactasa) cuando se consuman productos lácteos.