La litiasis renal o piedras en los riñones
Como indica su nombre las piedras en el riñón son piedras que se encuentran en los riñones. Se considera que 10 de cada 100 personas tendrán alguna piedra en sus riñones al menos una vez en su vida y 30 de cada 100 pacientes con piedras en los riñones tendrán que ser ingresados en un hospital al menos durante unas horas para poder controlar el dolor que muchas veces es muy intenso, aunque las piedras de por sí no duelen. El dolor se produce si la piedra causa obstrucción al paso de la orina (litiasis obstructiva).
Los síntomas son: dolor en la espalda, a un lado de la columna y debajo de las costillas (cólico renal). El dolor puede llegar hasta la ingle, incluso puede doler en los dos lados al mismo tiempo, aunque es muy poco frecuente. Este dolor producido por litiasis urinaria (piedras) se acompaña muchas veces de náuseas y vómitos, sangre en la orina, muchos deseos de orinar o quemazón cuando pasa la orina por la uretra. Es habitual que la persona con piedras urinarias tenga otros familiares afectados con el mismo problema. Para realizar el diagnóstico el urólogo realizará una radiografía simple y una ecografía. Si la piedra es de ácido úrico no se verá en la radiografía simple, pero si se verá en la ecografía o en el escáner (tomografía computarizada). La ecografía servirá, además, para detectar la presencia de obstrucción urinaria (dilatación). Si hay obstrucción probablemente el urólogo realizará una urografía endovenosa (UIV) que consiste en la inyección de un líquido de contraste en una vena del brazo que se elimina por los riñones y permite que se visualicen los conductos externos del riñón.
Cuando la piedra se expulsa es importante conservarla para estudiar cuál es su composición, lo que puede ayudar a elegir el tratamiento correcto para evitar que se haga otra piedra del mismo tipo. Es importante recordar que entre 70 y 80 de cada 100 piedras son eliminadas espontáneamente con la orina en las 48 horas siguientes al comienzo del dolor (cólico).
Actualmente, la gran mayoría de las piedras que no se eliminan solas se pueden romper en trozos pequeños con una máquina llamada litotricia externa por ondas de choque (LEOC) y mediante una anestesia raquídea, aunque en algunos sitios lo realizan sin necesidad de anestesia. Algunos pacientes que presenten obstrucción necesitarán la colocación de un tubo (catéter) que va desde el riñón a la vejiga para permitir la salida de la orina. En otros casos, la piedra se puede eliminar con un aparato metálico llamado uereteroscópio que se introduce en el uréter, a través de la uretra y por el que se pasa un dispositivo llamado litotritor que rompe la piedra. Por lo que, en menos de 5 de cada 100 casos es necesario realizar una cirugía abierta para el tratamiento de una piedra urinaria.
Por último apuntar que cerca de la mitad de los pacientes que han tenido una piedra, desarrollarán otra en 5-10 años.
Reducir la posibilidad de tener otra piedra
1. Lo más importante es beber mucho líquido (principalmente agua), entre 10 y 12 vasos grandes de cada día. Esto evita que la orina se concentre y disminuye la posibilidad de que se produzcan cristales. Para controlar si usted está bebiendo suficiente líquido, debe mirar el color de la orina, si es amarillo oscuro, debe beber más.
2. La dieta también es importante. Si usted tuvo piedras de oxalato de cálcio o ácido úrico, debería reducir la cantidad de proteínas (carne, embutidos, vísceras, etc) en sus comidas.
3. Medicamentos diuréticos como la hicroclorotiazida pueden ayudar a disminuir la eliminación de calcio por la orina. El citrato potásico se une al calcio en la orina y ayuda a eliminarlo con seguridad. El alopurinol hace que el organismo produzca menor ácido úrico y es útil en los pacientes con gota. En los raros casos de piedras de cistina, la penicilamina puede ser de utilidad.
En cualquier caso, recuerde que es muy importante que consulte con un urólogo, él le prescribirá y controlará el tratamiento con estos productos.