La medicina estética llevada al extremo por las modas
A la hora de realizar una intervención de Medicina Estética, lo importante no es lo que se pone, sino dónde se pone.
Cuando comencé la especialidad de Dermatología hace más de 22 años, carecíamos del arsenal que utilizan hoy los médicos para rejuvenecer a sus pacientes. Teníamos un par de tipos distintos de colágeno que se inyectaban allá donde parecía que faltaba: en los labios, en los pliegues y arrugas de la cara, al igual que la silicona, utilizada en nuestro campo para crear prótesis e implantes.
En los artículos que escribimos los médicos sobre materiales de relleno o técnicas de rejuvenecimiento nos afanamos en discutir cuál es mejor o cuál más duradero.
Muchos de mis pacientes me hacen la observación de que todas las personas tratadas en medicina estética acaban pareciéndose enormemente. Es más, yo diría que cuando me asomo a mirar la televisión, cosa que hago cada vez menos, observo que algunos protagonistas de programas nocturnos tienen el labio superior desproporcionadamente grande en comparación con el resto de su cara, adquiriendo incluso un aspecto simiesco. Otros y otras, en cambio, obtienen mediante las intervenciones unas mejillas excesivamente grandes. En el caso de los hombres, este cambio es todavía más antinatural; ya que las mejillas grandes, prominentes y generosas son características del sexo femenino o de personas de origen asiático pero no de los varones.
El otro día una paciente me pidió que le inyectara uno de estos materiales en el "ictus". -"¿rictus?"- le repliqué yo. Lo que quiero decir es que muchos pacientes se dejan llevar por las modas de la estética sin informarse lo suficiente sobre aquello que realmente necesitan.
En verdad nuestros pacientes ven las arrugas del labio superior, la ojera debajo del ojo o los surcos nasogenianos, lo que nos conduce a inyectarles material de relleno allá donde ellos lo quieren.
Así, entre inyección en el pómulo e infiltración en el labio nuestros pacientes van ganando volumen en unas regiones faciales que no son las únicas en perder espesor y colágeno a medida que envejecemos. Nos hemos olvidado que la cara es una superficie de más de 300 cm2 donde labio superior y mejillas no superan el 15% del total mientras que reciben el 92% de los rellenos. Por tanto, el resultado es asimétrico y falto de naturalidad.
Lo fundamental en la dermatología y medicina estético no es lo que ponemos, lo importante es donde lo ponemos. La medicina estética y los dermatólogos tenemos que liderar una revolución en el modo como trabajamos y cambiar nuestro patrón de tratamiento en el rejuvenecimiento.