La toxina botulínica, la mejor solución contra las arrugas de expresión
La toxina botulínica es una neurotoxina sintetizada, obtenida de una bacteria y purificada para el uso en humanos. Se considera un medicamento cuyo uso quedó aprobado en diversas ramas de la medicina, como la neurología, la oftalmología, etcétera. En la dermatología y medicina estética españolas lleva usándose más de 20 años.
¿Cómo, cuándo y dónde actúa la toxina botulínica?
El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar en la conexión entre el nervio periférico y el músculo. En este nivel, se produce la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular. La toxina actúa ahí produciendo la relajación muscular temporal, sin causar ninguna lesión física ni en las estructuras nerviosas ni musculares.
Existen varias formas de toxina que se nombran de la A a la G. Los serotipos más usados para aplicación médica son la toxina botulínica tipo A y la toxina botulínica tipo B. En España sólo se comercializa el tipo A, siendo más potente y de acción más prolongada que la toxina botulínica tipo B.
Sus principales indicaciones son aquellas donde hay una actividad muscular-nerviosa exagerada, como “tics” nerviosos, estrabismo, espasticidad, arrugas de expresión y en el exceso de sudoración. La toxina se aplica a través de mínimas inyecciones en diferentes partes del músculo, de forma que, al no recibir más el estímulo nervioso, deja de contraerse.
Los mejores resultados se obtienen en el tratamiento de arrugas de expresión como el entrecejo, la frente, las famosas “patas de gallo”. También es muy eficaz para el tratamiento de la sudoración excesiva (hiperhidrosis), donde la toxina bloquea el estímulo nervioso hacia las glándulas sudoríparas, impidiendo la producción y liberación del sudor.
La toxina botulínica es posiblemente uno de los tratamientos estéticos más eficaces: entre el 85% y el 90% de los pacientes que acuden a las consultas de Dermatología muestran resultados muy satisfactorios. No obstante, estos resultados son reversibles y su duración se estima entre 4 y 6 meses, momento en el cual se aconseja repetir la intervención para potenciar los buenos resultados. El motivo es que la toxina actúa a largo plazo “educando” a los músculos para que se contraigan con menos fuerza y se suavicen las arrugas.
Nada más llegar a nuestro centro procedemos a desmaquillar y limpiar la piel convenientemente. Debemos evitar en lo posible tomar medicamentos que puedan afectar a la coagulación como el ácido acetil-salicílico o los AINES. Tampoco es recomendable prescindir del tabaco o la ingesta de alcohol los días previos.
Cuidados en la post-infiltración de la toxina botulínica
La reincorporación puede ser inmediata dado que es un procedimiento sencillo y seguro. De hecho, la inyección para tratar las arrugas de expresión constituye uno de los llamados “lunch time treatment”, nombre dado a técnicas rápidas, eficaces y sin apenas efectos secundarios.
Inmediatamente después de la inyección se aconseja no realizar ningún ejercicio físico intenso y evitar la sauna, baño turco, al menos durante un día. Además, conviene mantener una posición erguida o semi-erguida alrededor de las 3 a 4 horas posteriores al tratamiento, y realizar ejercicios de contracción muscular de la zona tratada. Con ellos, la toxina se fijará bien al músculo que se desea tratar y no afectará a otros.
Resultados de la toxina botulínica
Los resultados son graduales: empiezan a visibilizarse a los dos o tres días de la intervención, y alcanzan su punto álgido a la semana. Los músculos van perdiendo fuerza progresivamente, los gestos faciales se suavizan y las arrugas “de expresión” van desapareciendo.