Laparoscopia: qué es y cómo se aplica a la urología
Desde los últimos años del siglo XX, se han producido grandes avances en las técnicas quirúrgicas. Gracias a ellos hoy en día pocos pacientes necesitan del uso convencional del bisturí para su intervención, algo que resultaba indispensable en la “cirugía abierta” convencional.
Vivimos el auge de las denominadas “cirugías mínimamente invasivas”, que aportan grandes ventajas a los pacientes al poder realizar las mismas operaciones que en cirugía abierta pero evitando las grandes incisiones.
Mediante la intervención laparoscópica es suficiente con realizar pequeñas incisiones de medio centímetro o 1 cm, por las que se introduce una cámara de alta resolución y diminuto instrumental para realizar la operación desde dentro del abdomen. El cirujano y su equipo controlan la intervención con gran detalle a través de una pantalla de alta definición.
Esto no sólo supone una gran ventaja en cuanto al bienestar del enfermo, porque cuanto menores sean las heridas notará menos dolor postoperatorio y podrá reincorporarse pronto a su vida normal, sino causará menos pérdidas de sangre. Esto disminuye la necesidad de transfusiones; y en manos expertas puede incluso mejorar la precisión en la operación, al introducir una cámara que proporciona una imagen nítida y aumentada de órganos alejados, con detalles que el simple ojo no ve.
Laparoscopia en la urología
En las enfermedades urológicas, cuando es preciso operar un tumor de riñón o vejiga, o bien extirpar totalmente la próstata ante la presencia de un tumor maligno, la cirugía abierta está siendo paulatinamente sustituida por la cirugía laparoscópica. De hecho, hoy es habitual que un paciente operado de cáncer de próstata por laparoscopia pueda irse de alta del hospital al día siguiente de la operación, con muchas menos molestias y apenas sangrado postoperatorio.
La cirugía del futuro
En este sentido, hoy día el último avance lo supone la cirugía robótica. Consiste en una evolución de la laparoscopia, en la que la cámara y los instrumentos no son manejados directamente por las manos de un cirujano, sino por los brazos de un robot. Este robot es controlado por el especialista mediante los mandos de una consola, y le permite realizar movimientos mucho más cómodos y delicados, sin temblores, y con imágenes en tres dimensiones del interior del abdomen del paciente.
La intervención en que mas se utiliza es la prostatectomía robótica, logrando con esta técnica preservar mejor los nervios erectores para poder evitar así la frecuente secuela de impotencia que aparece después de la cirugía abierta de próstata. Su principal inconveniente, que ha limitado su uso, es su elevado coste actual comparado con la laparoscopia convencional.
Sin duda este será el futuro de la cirugía, pero podemos decir que “el futuro ya ha comenzado”