Las claves de la vasculitis
La vasculitis engloba un grupo de enfermedades muy variadas entre sí pero que tienen un aspecto en común, que en todas se produce una inflamación de los vasos sanguíneos que llevan la sangre a un órgano. Como consecuencia, se puede producir alteraciones que dependen de la función del órgano o aparato afectado.
Las vasculitis pueden afectar a un solo órgano de manera aislada, como son algunas vasculitis que sólo afectan a la piel, o tratarse de enfermedades sistémicas (que afectan a múltiples órganos).
Hay muchas maneras de clasificar las vasculitis pero una de ellas es en función del tamaño de los vasos del aparato circulatorio que se ven afectados:
1. Vasculitis de grandes vasos (cuando se afectan la arteria aorta y los troncos supra-aórticos, sus ramas primarias, y las arterias proximales de las extremidades como son las axilares e iliacas) como son la Arteritis de la Temporal y la Arteritis de Takayasu.
2. Vasculitis de mediano vaso (se afectan las arterias hepática, renal, mesentérica, etc, así como sus bifurcaciones primarias) como la Enfermedad de Kawasaki (que aparece principalmente en la edad infantil) y la Panarteritis nodosa.
3. Vasculitis de pequeño vaso (afectan a arterias de pequeño calibre, arteriolas, capilares y vénulas) como son la Poliangeitis con Granulomatosis, la Enfermedad de Churg-Strauss, la poliangeitis microscópica y la enfermedad de Schönlein Henoch.
Causas
La mayoría de las veces se desconoce la causa que origina una vasculitis, sí sabemos que hay ciertos factores que influyen, como la raza, algunos genes, ciertos agentes ambientales como son: el grado de insolación, la época del año, o el consumo de ciertos fármacos o tóxicos como la cocaína. Hay algunas vasculitis que se relacionan directamente con algunos virus como son los virus de la hepatitis B y C.
Síntomas
Los síntomas son muy variados y dependen de los órganos que estén afectados. Podemos encontrarnos lesiones cutáneas, que van desde las úlceras a una erupción; afectación de las vías respiratorias altas y bajas con sinusitis, lesiones en los pulmones (nódulos, hemorragias); insuficiencia renal; afectación de los nervios periféricos que produzca pérdida de sensibilidad o/y de fuerza; pérdida de audición otitis; dolor de cabeza, dificultad para masticar… También en ocasiones se produce síntomas generales, como son pérdida de apetito, cansancio general, pérdida de peso y fiebre.
Tratamiento
El tratamiento dependerá en primer lugar de si hay un agente causante o no. Por ejemplo, si el paciente tiene una vasculitis que sólo afecta a la piel y que se ha desencadenado por la toma de un antibiótico, bastará con retirar el antibiótico. Por otro lado, si estamos a una vasculitis asociada a una infección por virus de la hepatitis B o C, lo que habrá que hacer es tratar dicha infección.
Si estamos antes vasculitis sistémica tendremos que emplear en muchos casos corticoides a dosis altas y fármacos inmunosupresores (metotrexato, azatioprina y ciclofosfamida) o inmunomoduladores (inmunoglobulinas y terapias biológicas).
Hay vasculitis que cursan con un único episodio agudo y que luego se resuelven; por el contrario hay otras que tienen un curso crónico y con recaídas.