Láser de CO2, un tratamiento eficaz para las hemorroides
La cirugía de hemorroides consiste en la extirpación del tejido homorroidal excedente. Cabe matizar que las hemorroides forman parte de nuestra anatomía y contribuyen al cierre del complejo esfinteriano. El problema llega cuando éstas sangran, se prolapsan o pierden su ubicación anatómica inicial y se debe intervenir. Una intervención que se realiza bajo anestesia raquídea y sedación del paciente, un procedimiento que no requiere más de 24 horas de ingreso hospitalario para el paciente. Para la eliminación definitiva de las hemorroides minimizando el dolor, el tratamiento más eficaz es la cirugía en régimen ambulatorio con láser de CO2.
Riesgos de la intervención
La cirugía hemorroidal no tiene complicaciones serias, pero sí se trata de un procedimiento muy incómodo. Los riesgos son fundamentalmente dos: el sangrado agudo en el postoperatorio y la infección de la herida quirúrgica en el postoperatorio tardío. Para evitar esta última, el paciente deberá combatir este riesgo tomando antibióticos por vía oral, que se deberán complementar con una limpieza adecuada y unas pautas de alimentación bien definidas.
Una vez sometido al procedimiento quirúrgico, el paciente deberá mantener una dieta rica en fruta y fibra para que el ritmo intestinal sea el adecuado. La higiene de la herida debe ser rigurosa mediante agua y jabón, y no deben aplicarse pomadas ni antisépticos localmente.
Consecuencias de no tratarse
Las hemorroides ni son una patología maligna, ni se trata de algo ‘urgente’ a solucionar. A pesar de eso, en los casos de exceso de demora en el tratamiento, el paciente se expone a dos riesgos, además de las molestias que pueden padecer. Una es el sangrado, tal y como sucede en la intervención, que en este caso puede generar anemia y en casos extremos la necesidad de una transfusión sanguínea, y otro riesgo o consecuencia es la infección del tejido hemorroidal. Este problema puede derivar en una fístula anal.