Lentes intraoculares: una solución permanente para las cataratas
Las cataratas son opacidades del cristalino y el síntoma principal es la disminución de agudeza visual, al que se suele asociar fotofobia y deslumbramiento con las luces. La persona que las padece puede mostrar una pupila de color blanquecino, aunque no siempre, ya que otras veces pueden adoptar un tono acaramelado.
Realmente las cataratas no se pueden prevenir, ya que salen de forma espontánea y están relacionadas con la edad, al igual que las canas y las arrugas. Hay ocasiones que son producidas por un traumatismo, otras veces por algunas enfermedades sistémicas, o por el tratamiento con determinados fármacos. Hay también cataratas congénitas, presentes en el momento del nacimiento, o que se desarrollan poco después de nacer.
Por lo tanto, lo ideal sería operar las cataratas lo antes posible, aunque los expertos en Oftalmología recomiendan a los pacientes con cataratas no precipitarse, ya que mientras el paciente tenga una buena agudeza visual, se puede esperar. No debemos olvidar que como en todas las cirugías, se pueden producir complicaciones.
Proceso de colocación, riesgos y resultados de las lentes intraoculares
El único tratamiento efectivo de las cataratas es el quirúrgico. Se lleva haciendo hace muchos años, pero en los últimos tiempos ha experimentado una mejora realmente espectacular, merced de la llegada de las lentes intraoculares, que permiten una buena visión postoperatoria sin necesidad de usar gafas. Son lentes que se implantan dentro del ojo (quedando ahí de por vida) y permiten incluso ver bien sin gafas tanto de lejos como de cerca.
Antiguamente no se ponían estas lentes, y los pacientes se veían obligados a llevar unas gafas muy gruesas, que limitaban muchísimo el campo visual y el desempeño de muchas actividades.
La colocación de las lentes intraoculares realmente para un cirujano experimentado no es complicado, pero sí hay que decir que es una cirugía delicada y que requiere un especial cuidado, además de tener en cuenta una serie de factores, ya que las posibles complicaciones pueden ser serias.
Podemos decir que en la cirugía de cataratas se tarda más en los preparativos que en la cirugía en sí, y suele ser entre 15-20 minutos, dependiendo entre otras cosas de las características de las cataratas. Las cataratas poco densas y menos evolucionadas son más fáciles de extraer, con lo que la cirugía es más rápida. Las cataratas que llevan mucho tiempo, además de ser más densas, son también más duras, y dan lugar a una cirugía más laboriosa y por tanto más larga.
Los resultados de esta cirugía son permanentes, puesto que las cataratas ya las hemos extraído y estas no se reproducen. Pero lo que si puede suceder es que la capsula del cristalino, que forma el saco donde va introducida la lente intraocular, se opacifique con el paso del tiempo, lo que se traduciría en una disminución visual. La solución para esta contingencia es sencilla, rompiendo dicha capsula con láser, se restablece perfectamente la transparencia, y el paciente vuelve a ver perfectamente.