Lesiones cutáneas causadas por el fotoenvejecimiento de la piel
El Dr. Vilata es un reconocido especialista en Dermatología de Valencia que en este artículo explica cómo evitar un envejecimiento prematuro de la piel. Además de dar las claves para diferenciar aquellas lesiones benignas y las malignas.
Una de las consultas más frecuentes en las clínicas de dermatología son los cambios producidos en la piel debidos al paso del tiempo y a la acción del sol. Estas lesiones preocupan a los pacientes tanto por aspectos sociales, estéticos e incluso psíquicos que conllevan, y que suelen aparecer a partir de los 40 o 50 años.
Es mucho más importante atenderles desde un punto de vista sanitario por la posibilidad del hallazgo de lesiones cancerosas, que son de alta incidencia en países soleados.
Cuidados para evitar lesiones cutáneas
Los avances de la medicina junto al aumento de hábitos saludables como una buena alimentación, ejercicio moderado y otros factores que promueven la salud han hecho que en los últimos 25 o 30 años en países occidentales se haya incrementado la población y la esperanza de vida tanto en la mujer como en el hombre.
Es lógico que la piel, el órgano más externo del cuerpo humano, haya sufrido muchas agresiones externas durante años debido a los cambios ambientales (sol, viento, frío, contaminación ambiental) y otros factores como la herencia, una mala nutrición, aspectos laborales y tabaquismo, fundamentalmente.
Por ello hay que tener a la piel en cuenta y en vigilancia constante para que los primeros signos de envejecimiento no se conviertan en futuras lesiones precancerosas y cancerosas en las que la causa fundamental es el sol que se haya tomado de forma indiscriminada durante muchos años, además de los factores anteriormente comentados.
El envejecimiento de la piel
La piel, también con los años padece un proceso de envejecimiento intrínseco (inexorable paso del tiempo) como cualquier órgano del cuerpo. Todos los órganos van envejeciendo progresivamente, disminuyendo su funcionamiento al unísono y aumentando su capacidad de enfermar. Hay realmente un deterioro progresivo general que se manifiesta más en unas personas que en otras. Ese deterioro hace que los factores ambientales afecten mucho más a la piel y se acelera el proceso de padecer diversas lesiones, unas con carácter benigno y otras de carácter maligno.
Por lo cual, se pueden observar dos aspectos en el deterioro de la piel: el envejecimiento intrínseco y el “fotoenvejecimiento” por la acción de los rayos solares a lo largo de la vida (exposición solar crónica), generalmente de una forma indiscriminada, incluidas las radiaciones de rayos ultravioletas artificiales de cabinas. Hay que incluir el reflejo de los rayos solares procedentes del agua, arena, paredes o superficies blancas y de la nieve.
No solo la acción de los rayos, sino el color de la piel, influyen como factor muy importante en el fotoenvejecimiento. Las personas con piel muy blanca suelen quemarse siempre con el sol y les cuesta mucho más broncearse. Son las personas pelirrojas y con piel blanca las que padecen muchas más lesiones cutáneas con el paso de los años. Y más en zonas como la cara, escote, hombros, brazos, piernas, etcétera, según zonas mayormente expuestas.
Manifestaciones clínicas del fotoenvejecimiento
Las manifestaciones clínicas del fotoenvejecimiento cutáneo que aparecen sobre la piel expuesta son múltiples. Entre las benignas se encuentran:
- Las arrugas: que se pueden observar muy finas y como surcos en ocasiones muy profundos.
- La sequedad cutánea (xerosis): muy frecuente y suele advertirse en dorso de piernas y brazos. Es importante aplicarse cremas hidratantes con frecuencia.
- La atrofia de la piel (adelgazamiento): aparece en zonas muy dañadas por el sol.
- Pequeñas arteriolas (telangiectasias): se observan por transparencia de la piel adelgazada y los capilares están también dilatados. Son muy frecuentes en cara, escote y caras laterales del cuello.
- Léntigos solares (manchas o máculas hiperpigmentadas): únicos o múltiples de tacto suave y de contorno circular u oval.
- Hiperpigmentación difusa irreversible: se puede llamar el “bronceado perpetuo”. Es muy frecuente y se observa en zonas descubiertas como escote, cara, brazos y piernas. Se reconoce porque ha habido un daño solar crónico.
- La hipomelanosis en gotas: múltiples manchas, acrómicas (sin pigmento), ovales con un diámetro pequeño (4 o 7mm) muy frecuentes en dorso de piernas y de antebrazos. En ocasiones se acompañan de manchas con aspecto pseudocicatricial y morfología estrellada.
- Los comedones: pueden hacer también su aparición a nivel de las regiones malares en personas adultas.
Entre las lesiones de carácter maligno sobre una piel fotodañada se encuentran:
- Queratosis actínicas: lesiones rasposas al tacto con desprendimiento de escamas/costras con cierta periodicidad y que evolucionarán a carcinoma escamoso con distintos signos como sangrado, ulceración y potencialmente probabilidad de metástasis.
- El carcinoma basocelular es el tumor maligno de mayor incidencia y se desarrolla sobre piel sin lesión previa, con aspecto de lesión nodular, brillante de aspecto perlado. Su malignidad es local por lo que hay que tratarlo para que no afecte a otras zonas próximas.
El melanoma maligno es el tumor maligno más peligroso y que en su evolución puede metastatizar en ganglios y en vísceras acabando con la vida de la persona. Aunque hay diferentes variedades clínicas del mismo, por regla general se caracteriza por una lesión muy negra de aspecto nodular o con un aspecto que se extiende superficialmente o como una mancha poco elevada, aunque puede tener distintos tonos de color próximos al negro.
Las zonas más afectadas por este tumor son la espalda, nuca, pecho, piernas y abdomen, pero es importante vigilarse periódicamente toda la superficie cutánea (incluidas palmas y plantas) y acudir al especialista en Dermatología una vez al año.
Consejos para evitar lesiones cutáneas
En personas que han tomado mucho el sol o han utilizado cabinas de radiaciones ultravioletas con cierta frecuencia se observan lesiones similares a las descritas. Estas deben consultar con el dermatólogo para conocer el diagnóstico clínico que en muchas ocasiones precisará de una biopsia (extraer un pedacito de la lesión) y remitirla al laboratorio para su confirmación. Se procederá posteriormente a su tratamiento.
En caso de que no se encuentren lesiones preocupantes en su piel, pero tenga una marcada afectación de la piel por el daño solar, debe periódicamente ponerse en manos también del dermatólogo para tratar de minimizar ese daño solar y que le recomiende normas de prevención para no sumar más daño a su piel.