Lesiones de rodilla, ¿cómo tratarlas?
Las lesiones de rodilla se han convertido en un quebradero de cabeza para los deportistas, sobre todo para los corredores o “runners”. Se trata de la mayor de nuestras articulaciones, y tiene un movimiento muy complejo, además de aguantar grandes fuerzas de compresión y tensión.
En las cargas que soporta la rodilla contribuyen los meniscos, los tendones, los músculos, los ligamentos y el cartílago hialino; todos ellos ayudan en la distribución y absorción de cargas, así como a facilitar el movimiento de la articulación, en la que se incluye la rótula. Hay que tener en cuenta que el cartílago de ésta última es muy grueso y delicado, por lo que su adelgazamiento o deterioro, la condromalacia o condropatía rotuliana, es una causa de dolor e incapacidad de compleja solución. Esto supone una amenaza para cualquier deportista, como por ejemplo, el corredor.
De hecho, la condromalacia representa entre el 10% y el 25% de las consultas a especialistas en Traumatología y Medicina Deportiva y Fisioterapia por problemas en la rodilla, afectando a adultos jóvenes y algo más a las mujeres.
Por otro lado, muchas lesiones del cartílago de la rodilla se producen en la zona de mayor carga y en deportistas es relativamente frecuente que las lesiones del cóndilo interno se relacionen con otras como las del menisco o del ligamento cruzado anterior.
Lesiones del cartílago en deportistas
Las lesiones del cartílago suponen una amenaza para el deportista puesto que implican una difícil recuperación y, en el peor de los casos, pueden ocasionar, a largo plazo, un proceso degenerativo, la artrosis. Esta patología es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en las sociedades desarrolladas, afectando a las personas de edad avanzada, a deportistas, atletas de élite y personas que padecen obesidad u otros factores predisponentes.
Puesto que la reparación de las lesiones del cartílago supone una gran dificultad, su prevención se ha convertido en una línea de investigación importantísima, tanto o más que el tratamiento de las lesiones ya establecidas.
Opciones de prevención de las lesiones del cartílago
Hay diferentes opciones para la prevención de las lesiones del cartílago, que se distinguen entre las quirúrgicas y las no quirúrgicas:
Terapias no quirúrgicas más utilizadas:
- Los protectores del cartílago. La combinación de Condroitín sulfato y Sulfato de Glucosamina, dos principios activos, tiene el mayor grado de evidencia científica para retrasar o frenar la artrosis, mejorar el dolor, la inflamación y la rigidez. Sus efectos sobre el dolor y la función, a largo plazo, son comparables a los de los antiinflamatorios de última generación, tipo Celebrex.
- Las infiltraciones con ácido hialurónico intraarticular, con suero autólogo (ortokine) o plasma rico en factores de crecimiento. Estas infiltraciones pueden conseguir microrreparaciones del cartílago, inducir la síntesis de ácido hialurónico endógeno y, por tanto, mejorías clínicas y de la función y rigidez.
- Existen diferentes tipos de ácido hialurónico, como por ejemplo las de bajo y alto peso molecular. Además, recientemente han salido al mercado nuevos tipos de ácido hialurónico, con mejores propiedades mecánicas y biológicas superiores, que ya tienen publicaciones que los avalan.
- Plasma rico en factores de crecimiento, que ofrece una buena respuesta clínica. Aun así, en casos de desgaste de cartílago esta terapia es más inconsistente.
- Ortokine. Es una evolución del plasma rico en plaquetas, más potente. Mantiene muchos de los efectos del PRFC pero añade una enorme capacidad analgésica y antiinflamatoria al aportar anticuerpos contra la molécula que causa el dolor y la inflamación en la articulación artrósica. Además sus efectos parecen durar más tiempo (unos 2-3 años).
- Las verdaderas células madre, que pueden ser no cultivadas y cultivadas. Estos tratamientos tienen aún pocas evidencias científicas. Aunque cumplen con la función antiinflamatoria y de mejoría clínica y de microrreparaciones son terapias muy caras que, en el momento actual, no pueden ofrecer tampoco regeneración o rejuvenecimiento articular.
- Con todas ellas el paciente puede conseguir mejorías clínicas, que permitan al paciente hacer más ejercicio, perder peso, muscular y mejorar su umbral de dolor.
Terapias quirúrgicas más utilizadas:
- Tratamiento sintomático. Es el lavado del líquido sinovial y de las lesiones de menisco, cuerpos libres, etc., mediante artroscopia.
- Células madre o fibroblastos de la médula ósea. Se basa en estimular el hueso subcondral para permitir que las células madre que están en el lecho de hueso, sobre el que reposa el cartílago, consigan una remodelación y formación de una película o un tapón de fibrocartílago de reparación que cubra y regenere dicha lesión.
- Inducción celular de la condrogénesis. La intención de esta técnica es utilizar otros tejidos con mayor potencial de diferenciación, cuyas células puedan transformarse en condrocitos que formen cartílago. Las técnicas de trasplante de condrocitos como el implante autólogo (ACI) o el implante autólogo de condrocitos inducido en matriz extracelular (MACI ®) están indicadas cuando el daño es en una zona concreta, un defecto o un parche (un crater en el cartílago). La tasa de buenos resultados ronda el 90% en lesiones de los cóndilos femorales. El 84% en las osteocondritis disecante y el 70% en las lesiones de cartílago de la rótula.
- El trasplante osteocondral para las lesiones de cartílago de la rodilla. Este trasplante puede ser del propio paciente -autoinjerto osteocondral- o de un donante –aloinjerto- Las desventajas de estos últimos son la pobre viabilidad celular (entre un 10-30%), la dificultad quirúrgica y el riesgo de infección, reacciones inmunológicas o de transmisión de enfermedades víricas, aunque son excepcionales.
Los factores que nos van hacer inclinarnos por una técnica u otra son, entre otros, el tamaño y localización de la lesión, el nivel de actividad deportiva y laboral, las expectativas en relación al resultado o el coste económico del procedimiento.