Maltrato psicológico: la dificultad de objetivar el fenómeno
La violencia que comporta el fenómeno del maltrato psicológico nos moviliza profundamente y no podemos evitar identificarnos con la víctima, despertando nuestra tendencia a proteger y/o “salvar”. Es muy importante revisar estas reacciones emocionales del profesional que pueden condicionar tanto la valoración como la intervención.
Concepto y características
Según la normativa reconocida en el ámbito de protección de menores, el Maltrato psicológico se entiende como “aquella situación crónica en la cual los adultos responsables del niño, con actuaciones o privaciones, le provocan sentimientos negativos hacia la propia autoestima y le limitan las iniciativas que tiene”.
De esta definición podemos extraer tres características importantes que se tienen que cumplir en el maltrato psicológico:
1. Es una situación crónica, por lo tanto, este elemento nos ayudará a diferenciar cuando se trata de una disfunción en la relación o de una relación patológica pero no de un maltrato psicológico.
2. Se provocan sentimientos negativos hacia la propia autoestima
3. Se limitan las iniciativas, uno de los elementos básicos para el desarrollo de la personalidad es poder estimular el deseo de crecer, de vivir y la creatividad. Cuando se ponen trabas al desarrollo y a la autonomía se producen consecuencias de gran gravedad, afectando al sentimiento de autoestima.
Formas de maltrato psicológico
En el Síndrome de Alienación Parental, se pueden dar las 3 condiciones mencionadas: puede tratarse de una situación crónica, se ve afectada la autoestima (el padre Alienador amenaza con el abandono y la pérdida de estimación verso el hijo) y se limita las iniciativas, si no perdemos de vista la necesidad y/o deseo de relacionarse con el otro progenitor (el hijo desarrolla una tendencia a sentir su relación con el otro progenitor como nociva y peligrosa). Por este motivo podemos asegurar que este representa un verdadero maltrato psicológico.
Otras muchas definiciones de maltrato psicológico diferencian una forma activa de otra pasiva, entendiendo que el maltrato se puede dar tanto por acción por omisión. En la forma pasiva se daría una carencia de un contexto afectivo, no hay estimulación ni afecto y la relación que se lo ofrece es predominantemente fría. A menudo esta forma de maltrato psíquico se conceptualiza como abandono emocional.
Detrás de las formas activas de maltrato, de las acciones y señales más evidentes, propias de momentos de descontrol de los padres donde el maltrato físico es la marca externa, hay que tener presente el maltrato psíquico que también acostumbra a darse. Las diferentes formas de castigos violentos y humillantes de la educación represora de la pedagogía negra han sido una forma de expresión de estos maltratos psíquicos que hoy en día todavía se mujer en algunos casos.
Como signos claros de identificación del maltrato psicológico se considera:
- rechazar, despreciar, humillar, insultar, ridiculizar
- manipular y aterrorizar: la manipulación se refiere a la influencia o inducción en el niño de una conducta con una finalidad maliciosa. Un nivel grave de manipulación puede convertirse en aterrorizar, es decir, utilizar el miedo como medio de control, amenazando el niño con un castigo extremo o difuso pero siniestro.
- oprimir-presionar: tiene que ver con exigir al niño unos resultados o acciones o bien por sobre sus posibilidades, o bien de forma excesiva e innecesaria y supone una acción de dominio sobre él
- corromper: facilitar y reforzar pautas de conducta desviadas o antisociales, especialmente en las áreas de la agresividad, la sexualidad y las drogas.
- ignorar: se refiere a la no disponibilidad de los padres y la carencia de comunicación y de interacción de los padres con el hijo
- aislar: privar al niño de las oportunidades de establecer relaciones sociales, prohibiéndole o bien castigándolo de participar en actividades de ocio y de relacionarse con los demás.
Por lo tanto, el maltrato psicológico en la infancia no es sólo aquel provocado por un personaje terrible y malvado que quiere someter al menor disfrutando de forma explícita y manifiesta de su poder sobre él. También podemos descubrir el maltrato psicológico en las humillaciones y rechazo que reciben tanto el personaje de Cenicienta cómo del Patito feo o en el abandono de Pulgarcito.