Miomas uterinos: afectan a un alto porcentaje de mujeres
En edad fértil, el tumor más frecuente en el aparato reproductor de la mujer son los miomas uterinos. Aproximadamente el 70% de las mujeres tienen un mioma a los 50 años, a los 35 la prevalencia ronda el 40% con un periodo de incidencia máxima entre los 30 y 40 años. Actualmente, la edad del primer parto de la mujer se ha retrasado, por lo que acaba situándose en la misma década que el máximo desarrollo de los miomas, y esto supone un importante reto a la hora de aconsejar a las mujeres estériles con un útero miomatoso.
Según los especialistas en Ginecología y Obstetricia, los miomas surgen a partir de alteraciones genéticas en células miometriales aisladas. La sintomatología y forma de aparición es muy heterogénea, desde el hallazgo asintomático hasta la enfermedad invalidante o potencialmente letal, por eso es crucial valorar cada proceso en concreto de manera minuciosa. Se debe tener presente que se trata de una enfermedad benigna, la probabilidad de un leiomiosarcoma es tan remota (0,1% en mujeres fértiles y 0,23% de las HT), que debe excluirse del diagnóstico diferencial incluso en aquellas masas de crecimiento rápido. El riesgo de una histerectomía es elevado, por lo que no es conveniente realizarla de forma preventiva. Aunque sí es recomendable en menopáusicas (la incidencia llega hasta 1,7%), con sangrado y dolor, y en mujeres de raza negra que toman tamoxifeno o se han sometido a un tratamiento de radioterapia.
Objetivo terapéutico de los miomas uterinos
Como patología benigna, cuyo crecimiento y sintomatología suelen ceder en la menopausia, el principal objetivo es erradicar los síntomas y mejorar la calidad de vida durante el periodo fértil de la mujer. Existen terapias que actúan directamente sobre el mioma, tratamientos sintomáticos y, por último, opciones quirúrgicas que utilizan las nuevas tecnologías de radiología intervencionista, ultrasonidos y radiofrecuencia.
Para aplicar cualquier tratamiento es conveniente valorar las características tanto del mioma (número, tamaño y localización) como de la paciente (edad, sintomatología y deseo reproductivo). Tamaño y número no son indicaciones absolutas, aunque sí es cierto que según aumentan lo suele hacer también la gravedad de los síntomas. Se tratan de forma distinta los casos con deseo de fertilidad de los de gestación.
Miomas uterinos e infertilidad
El efecto de los miomas sobre la fertilidad no acaba de estar claro. Son responsables del 2-3% de los casos de infertilidad, aunque se hallen en el 5- 10% de las pacientes infértiles. Aunque no interfieren en la ovulación. La localización del mioma es el factor fundamental, por lo tanto se deben extirpar aquellos submucosos que alteran el contorno de la cavidad endometrial. En el caso de miomas intramurales no está claro su efecto, aunque sí afectan a la tasa de gestación por FIV cuando son mayores de 5 cm.
Se recomienda la extirpación de miomas en mujeres con infertilidad inexplicada, sobre todo si se van a someter a tratamientos de fertilidad. Los subserosos no afectan en general a la fertilidad.
Miomas y gestación
Aproximadamente el 10% de las gestantes tiene miomas. Suelen aumentar de tamaño en gran medida durante el primer trimestre, para estancarse, e incluso encoger después. Aumentan ligeramente el riesgo, según su localización, de presentaciones anómalas, parto prematuro y CST, así como la tasa de abortos espontáneos. En raras ocasiones puede alterar la inserción placentaria. La miomectomía no está indicada durante el embarazo para prevenir complicaciones, pero en las raras veces que sea necesaria sí puede realizarse.