Mitos, beneficios y recomendaciones sobre la Toxina Botulínica
El paso del tiempo se manifiesta en todo el organismo y, en especial, en el rostro, haciendo que los pliegues de la piel se vayan profundizando, por lo que un buen aliado que permite suavizarlos es la Toxina Botulínica.
Mitos sobre la toxina botulínica
Una de las expresiones más utilizadas en las consultas de medicina estética es: “la toxina botulínica no hincha. Solo relaja y previene”. Y es que, a pesar de ser el tratamiento más demandado en los últimos años, es también el que peor fama tiene. Esto ocurre, la mayoría de las veces, por falta de información o por una mala aplicación de la técnica.
El hecho de ver una cara hinchada e inflamada nos hace pensar en la toxina botulínica. Sin embargo, los expertos en medicina estética aseguran que esta no es la causa, sino que ésta reside en otros materiales empleados, que causan este efecto. Con la toxina botulínica apenas hay reacciones adversas, ya que se trata de un tratamiento seguro y eficaz, casi indoloro y fácil de aplicar.
Qué es exactamente la toxina botulínica y para qué usos se aplica
La toxina botulínica son pequeñas gotas diluidas de material que, aplicadas en puntos estratégicos, previenen el envejecimiento de la piel en unos días, consiguiendo la relajación del rostro y evitando el nerviosismo y cansancio visibles antes del tratamiento.
Pero la toxina botulínica no solamente es útil en medicina estética, sino que tiene múltiples usos. Así, es empleada para:
- Fuertes dolores de cabeza
- Mejorar la sudoración
- Espasmos
- Dolor
- Acné
- Rosácea
- Asimetrías faciales
- Estrabismo
- Incontinencia
- Síntomas de la depresión
Recomendaciones sobre la toxina botulínica
Los beneficios de la toxina botulínica superan a su uso más extendido y conocido: quitar arrugas. No obstante, es importante destacar que la eficacia del tratamiento depende de la técnica utilizada. De ello dependerá que el resultado sea efectivo y lo más natural posible, sin rostros inexpresivos e inmóviles.
Asimismo, se recomienda respetar los intervalos de tiempo entre las sesiones, así como ponerse en manos de un profesional médico acreditado que utilice los fármacos adecuados. El fin es que los puntos de aplicación y las dosis empleadas sean seguras y eficaces.
Solo así se conseguirá que la técnica sea adecuada y personalizada con efectos reales que venzan a la mala fama. También dependerá de:
- Los rasgos personales
- La fuerza muscular
- La cantidad y tipo de deporte que realice el paciente
- El sexo, ya que los hombres suelen necesitar más cantidad de botox
- La existencia de asimetrías y la necesidad de nivelarlas, para lo cual se debe aplicar dosis en diversas zonas, equilibrando los músculos depresores con los elevadores. Si se aplicase en una zona aislada los resultados no serían los deseados, ya que no existiría compensación.