Mitos y verdades de las diferencias entre hombres y mujeres

Mitos y verdades de las diferencias entre hombres y mujeres

Top Doctors
Escrito por: La redacción de Top Doctors
Editado por: TOP DOCTORS® el 07/06/2019

Nuestro punto de partida será la teoría demostrada científicamente de que los modelos cognitivos (perceptivos y de procesamiento de la información), emocionales y tal vez pulsionales de hombres y mujeres son diferentes, pues están condicionados por la anatomía del cerebro y la exposición a diferentes hormonas.

 

Se sabe que la exposición prenatal del cerebro del feto a los andrógenos (hormona masculina) a una edad crítica de la gestación puede masculinizar irreversiblemente la conducta postnatal del individuo. La mayor concentración de receptores para esta hormona se encuentra en un núcleo del cerebro que controla la reproducción y la conducta sexual.

 

El dimorfismo sexual

Según el género, la conducta se puede clasificar en cuatro grandes categorías:

  • Identidad sexual nuclear: identificación fundamental del “Yo” como hombre o mujer.
  • Conducta de género: que implica la participación en actividades típicas de tipo masculino o femenino.
  • Orientación sexual de género: que se refiere a la elección de una pareja de uno u otro sexo.
  • Diferencias cognitivas: diversidad en las capacidades perceptivas y de procesamiento de la información.

 

Diferencias psicológicas entre los sexos, determinadas biológica y socialmente

Las mujeres tienen mayores conexiones entre el hemisferio cerebral izquierdo y el derecho. Esto permite una mayor interacción entre ambos hemisferios y les otorga una mayor capacidad verbal, agudeza auditiva e intuición.

 

Hombres y mujeres se comunicarán mejor si tienen la cultura que potencie sus capacidades sin importar su sexo.

 

En el hombre los hemisferios se encuentran más separados, lo que conlleva que tengan mayor habilidad para un tipo de pensamiento especial y visualización espacial. En general, resuelven mejor los problemas técnicos, pero por contra son incapaces de atender varias tareas simultáneas y tienen una menor respuesta emocional y de empatía que ellas.

 

  • El hombre tiende a pensar globalmente, la mujer se detiene más en detalles y matices.
  • La mujer selecciona el conocimiento más valioso, el hombre tiende a ser más constructor.
  • El hombre piensa y actúa más independientemente y la mujer prefiere contar con las sugerencias de otros.
  • La mujer es más autocrítica consigo misma y el hombre tiende a estar más satisfecho de su rendimiento.
  • El hombre persigue más el status y la prosperidad y la mujer antepone a todo ello la familia.
  • La mujer valora más las relaciones interpersonales y el hombre necesita lograr metas concretas.
  • El hombre soporta peor el dolor y los trabajos monótonos, las mujeres enferman menos pero se preocupan más por su estado de salud.

 

Para mejorar las relaciones humanas y evitar confusiones es importante tener en cuenta los diferentes modos de procesar la información y responder al estímulo. Además, se debe tener en cuenta que entre un 15 y 20 por ciento de los hombres tienen un cerebro de “tipo femenino” y cerca del 10 por ciento de las mujeres tienen un cerebro de “tipo masculino”, con lo cual, un primer contacto puede resultar engañoso para “entender” las claves del modelo a seguir.

 

Conclusiones

Es importante destacar que la biología no es inmune a los estímulos sociales. Por lo tanto, hombres y mujeres se comunicarán mejor si tienen la cultura, sin condicionantes sociales, que potencie sus capacidades sin importar su sexo.

 

No podemos obviar que en lo primordial somos iguales, pero que tenemos algo innato, genético u hormonal, que nos hace distintos a ambos géneros psicológicamente. Si los publicistas los tienen en cuenta, ¿por qué no tenerlo nosotros a nivel cotidiano?

 

¿Es la crisis de la pareja real?, ¿es un mal inevitable de nuestro tiempo? u ¿obedece a un problema de comunicación? Muchas veces se debe a que cada uno ha interpretado la información verbal o corporal a su manera y, generalmente, erróneamente.

 

En definitiva, en los argumentos se debe optar por un modelo complementario que facilite el acercamiento y crecimiento personal, y en el que predomine la empatía.

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