Mitos y verdades sobre el acné
El acné vulgar es uno de los motivos de consulta más frecuentes en Dermatología. Se trata de una patología que afecta casi de forma universal, en menor o mayor grado, a adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, y contrariamente a lo que muchos piensan, no es una patología en absoluto infrecuente en pacientes mayores de 25 años, ya que hasta el 40% de los varones y el 55% de las mujeres presentan brotes de acné. Es lo que denominamos acné del adulto.
Causas de la aparición del acné
El acné es un proceso que se localiza en el folículo pilosebáceo y que se origina por la interacción de cuatro factores principales: exceso de secreción grasa, formación de tapones que obstruyen el folículo, colonización local por la bacteria Propionibacterium acnes y aparición de inflamación.
La aparición de las lesiones de acné se debe al incremento en la formación de sebo debido a la estimulación de la glándula sebácea, que a su vez se explica por el incremento en la producción de andrógenos (hormonas masculinas) que se produce durante la pubertad. Por ello, el acné es muy frecuente durante la adolescencia.
En las chicas los primeros granitos de acné pueden empezar a aparecer un año antes de la primera menstruación. En los chicos suele empezar un poco más tarde, en torno a los 14 años, pero también suele durar más, hasta los 18-19 años.
Sin embargo, particularmente en mujeres, el acné puede persistir (acné persistente) o aparecer por primera vez (acné de inicio tardío) a partir de los 25 años. Este tipo de acné en la edad adulta puede estar asociado a ciertos síndromes, como el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), que convendrá descartar.
Por otro lado, el acné adulto puede ser desencadenado o empeorar por diversos factores: predisposición genética, estrés, fatiga, tabaquismo, uso incorrecto de cosméticos o durante el periodo menstrual. Clínicamente, suele predominar la presencia de lesiones inflamatorias, muchas veces profundas, especialmente en el tercio inferior de la cara y la “U” facial (zona de mentón y mandíbulas).
Tratamiento del acné
A pesar de que el acné no es (en la mayor parte de los casos) una patología grave, sí suele tener una gran repercusión en la autoestima y bienestar psicológico del paciente que lo sufre. Además, ciertas lesiones tienden a dejar marcas antiestéticas o cicatrices en la piel que suelen ser difíciles de eliminar. Afortunadamente, hoy en día disponemos de tratamientos eficaces con los que controlar los brotes y disimular las marcas.
Existen tratamientos tópicos (en cremas), tratamientos hormonales, antibióticos, derivados de la vitamina A (Roacutan) y peelings químicos. En cada caso explicamos qué opciones de tratamiento existen y vemos cuál es la más idónea. Muchas veces debemos combinar varios tratamientos o utilizarlos a unas dosis diferentes a las habituales. Además, es necesario dar consejos de cuidado diario y orientar en el correcto uso de cosméticos. Buscamos, no sólo controlar el acné, sino lograr una piel bonita.
Mitos y verdades sobre el acné
Al tratarse de una patología muy frecuente existen muchos mitos populares en torno al acné. Vamos a aclarar alguno de ellos.
- “Los lácteos, el chocolate, los fritos y los embutidos producen acné”. Respecto a la influencia de la dieta en el acné hay y ha habido mucha controversia. Lo que finalmente parece cierto es que los alimentos con alto índice glucémico (hidratos de carbono refinados que se absorben rápidamente cuando se ingieren, estimulando la liberación de insulina) probablemente sí empeoran el acné, especialmente en chicas y sobre todo si tienen sobrepeso.
- “El estrés empeora el acné”. En ciertos casos es verdadero. El estrés es un estímulo nervioso que se produce en el córtex cerebral, que gobierna también la secreción hormonal. Al estimular la hipófisis puede acabar provocando un empeoramiento de las lesiones.
- “La pasta de dientes y tomar el sol son buenos para secar los granos”. Existen productos comercializados específicos para secar los granos y no tiene sentido utilizar pasta de dientes porque puede producir mucha más irritación. Tras haber tomado el sol puede dar la sensación de que los granos se secan pero es muy habitual que haya un rebrote posterior e incluso el acné empeore.
- “Explotarse las espinillas hace que desaparezcan antes”. Totalmente falso. Al manipular las lesiones de acné podemos generar más inflamación e incluso dejar secuelas y marcas que de otra manera no aparecerían.
- “Maquillarse o aplicarse cremas de protección solar hace que salgan más granos”. No tiene por qué. Si se utiliza un maquillaje o un fotoprotector oil-free no comedogénico, es decir, que no contengan sustancias químicas que obstruyan el folículo pilosebáceo, no empeorarán el acné.
- “Es bueno lavarse la cara con frecuencia para mejorar el acné”. Es recomendable lavarse la cara con un producto específico de limpieza para pieles acneicas dos veces al día (por la mañana y por la noche). Un exceso de limpieza puede irritar la piel e incluso empeorar las lesiones de acné.
- “Es necesario hacerse limpiezas de cara en centros de estética”. En acnés inflamatorios no es recomendable porque la manipulación para realizar la limpieza puede empeorar las lesiones. En acnés comedogénicos (donde predominan los puntos negros) una limpieza podría ayudar pero existen otras alternativas más eficaces para mejorarlos.