Nomofobia
En la actualidad estamos rodeados de tecnología, la usamos todo el día mediante ordenadores, tabletas, redes sociales, móviles y televisión.
Cuando hablamos de nomofobia nos referimos a la adicción a los móviles. Es un problema que va en aumento entre los más jóvenes de la familia.
El término nomofobia podríamos definirlo como aquel miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. Una investigación realizada en Reino Unido en el año 2011 por el grupo de análisis AppRiver puso de manifiesto que más de la mitad de la muestra sufrían ataques de ansiedad al perder el teléfono o cuando se quedaban sin batería o cobertura.
¿Y a los niños les pasa esto? Por suerte o por desgracia los padres son modelos para sus hijos y, por tanto, algunas de las conductas de los más pequeños son el reflejo de las conductas de los progenitores. Por lo tanto, si hay padres que están todo el día pendientes del móvil, o enganchados a las redes sociales, los hijos reciben el input de que esta conducta es adecuada. Es posible, que antes o después, que los hijos acaben adoptando este mismo comportamiento.
Hoy día los niños son cada vez más precoces cuando tienen su primer teléfono. En algunas ocasiones es por un simple capricho o porque es el único de la clase que no tiene uno. En otras es debido a una decisión de los propios padres para poder localizar a sus hijos con mayor facilidad. ¿Un niño debe tener móvil? En esta decisión intervienen muchos factores. La mejor recomendación es el uso del móvil en momentos concretos y en horas delimitadas. Es decir, poner un horario de uso. De la misma manera, los propios padres también deben adoptar la misma conducta para dar ejemplo a sus hijos sobre el buen uso de las nuevas tecnologías.
Lo que queda claro es que el problema principal son los límites que tienen a la hora de usarlos. Si dejamos que tengan acceso ilimitado es más posible que se pueda generar una dependencia. Por tanto, la mejor opción es combinar los ratos que los niños se pasan delante de una pantalla ya sea en la televisión, el móvil, la tableta o el ordenador con juegos didácticos y otros tipos de actividades que no tengan nada que ver con la tecnología.
Este artículo está escrito por el doctor Sasot y el psicólogo Carles Patris del Centre Psicopediàtric Guia