Obesidad: una patología cada vez más frecuente
La obesidad es un acúmulo excesivo de grasa en el tejido adiposo que comporta aumento de peso y cambios del morfotipo con aparición de complicaciones de tipo metabólico y mecánicas.
Para valorar el sobrepeso y los diferentes grados de obesidad hoy en día se utiliza el Índice de Masa Corporal (IMC), que es el resultado de dividir el peso en kilos entre la talla en metros al cuadrado. Un IMC normal oscila entre 18,5 y 24,9. El sobrepeso de grado I se encuentra entre 25 y 26,9; el sobrepeso de grado II entre 27 y 29,9. La obesidad de grado I entre 30 y 34,9; la obesidad de grado II entre 35 y 39,9 y la obesidad de grado III o mórbida entre 40 y 49,9. Por último, se considera superobesidad cuando se superan los 50.
Respecto a las complicaciones metabólicas que causa la obesidad, las más frecuentes son la diabetes mellitus tipo 2, dislipemia e hipertensión arterial. De las mecánicas, la artrosis y la insuficiencia venosa son las que hay que tener más en cuenta.
La influencia de las hormonas en la obesidad
Las alteraciones hormonales son frecuentes y múltiples, y a su vez pueden ser causa o consecuencia. La obesidad puede ser primaria o secundaria. La primaria es la consecuencia de mutaciones genéticas que inducen obesidad asociadas a alteraciones medioambientales, en especial el sedentarismo. La obesidad secundaria puede serlo de entrada y entre a otras cosas, a alteraciones hormonales como el exceso de corticoides, de hormonas androgénicas, de insulina, falta de hormonas tiroideas, hipogonadismo, silla turca vacía, etcétera.
Por tanto el acto del especialista en Endocrinología ante un obeso empieza con una historia clínica minuciosa que ayude a saber ante qué tipo de obesidad se encuentra el paciente, si necesita exploraciones complementarias y de qué tipo.
Con frecuencia se puede observar que los pacientes obesos acuden a clínicas donde, al no estar soportadas por un endocrinólogo, se desconoce la existencia de esta patología que puede ser causa de obesidad.
Tratamiento para la obesidad
Se debe partir de la base de que no hay ningún tratamiento que sea 100% recomendable y/o eficaz. Depende del grado de obesidad y de los fenómenos clínicos alrededor de la persona obesa. Así, para las obesidades mórbidas hoy en día se recomienda la cirugía bariátrica de entrada, y dentro de esta el BY PASS gástrico.
Sin embargo, si una persona no quiere operarse, se puede recurrir a un tratamiento con dietas muy bajas en calorías, es lo que antes se llamaba el ayuno proteico. Estas personas ingerirán entre 600 y 800 calorías al día, pero no con alimentos típicos, sino con dietas sintéticas que ofrecen las proteínas, vitaminas y minerales que el cuerpo necesita diariamente. Lo aconsejable es que el paciente esté un mes con estas dietas, después 15 días con dieta de 1200 calorías "típicamente" hipocalórica equilibrada, para repetir este ciclo las veces que haga falta. Con este tratamiento algún paciente ha perdido 100 kg en aproximadamente 1 año.
Las dietas hipocalóricas equilibradas siguen siendo tan útiles como hace 40 años y una pérdida de 3 o 4 kilos al mes supone una pérdida media de 30 Kg al año. Cualquier persona que pierda 30 Kg o ha solucionado su problema o lo ha mejorado de forma bastante drástica. Hay que recordar que una pérdida del 10 % del peso supone una gran mejoría a todos los niveles.
El fármaco ideal para tratar la obesidad sería el que calme el apetito, que es el problema principal, y que no induzca efectos secundarios. Todo lo anterior debe acompañarse de un incremento del ejercicio físico; con andar de media a 1 hora al día puede ser suficiente pues hay que buscar, más que el consumo de energía (que con el ejercicio es mucho menor de lo que uno se piensa), el promover cambios en alteraciones fisiopatológicas del obeso como la resistencia a la insulina y su correspondiente mala tolerancia de los azúcares, todo ello mejora con la pérdida de peso.
El tratamiento del apetito y la saciedad
Con lo que más apetito se suprime es con la cirugía bariátrica, la pérdida de una hormona del estómago, la ghrelina, es su causa. Con la dieta es importante comer las calorías totales en 5 veces, así como tener una ingesta de agua de 2 a 3 litros al día. Además masticar bien lo que se come y hacerlo despacio.
Recientemente se ha comercializado en España un fármaco que es una mezcla de otros dos en forma de liberación prolongada. Ambas sustancias están aprobadas por la FDA americana y la Agencia Europea del Medicamento. Pero tiene sus contraindicaciones y efectos secundarios. Debe ser estrictamente utilizado por un médico experto, un endocrinólogo. Sus reacciones adversas más comunes son: náuseas o vómitos, estreñimiento o diarrea, dolor de cabeza, mareos, insomnio y sequedad de boca.
Resultados y seguimiento del tratamiento para la obesidad
Los primeros días de iniciar un tratamiento de obesidad son duros para el paciente, pero más psíquica que físicamente. La necesidad de comer o "picar" puede llegar a hacerse insoportable en algunas personas, de ahí que el médico tenga que explicar bien al paciente lo que va a ir notando y los beneficios que va a ir obteniendo.
El médico debe dar los medios y enseñar a utilizarlos, aunque debe ser el paciente quien los utilice. Es como cuando uno deja el tabaco, los 15 o 20 primeros días son los peores, pasados estos, las cosas empiezan a mejorar. En esta fase el médico debe estimular al paciente y demostrarle que su esfuerzo está siendo útil.
Para la mujer el premio mejor es, en general, bajar algunas tallas, el hombre busca más la adquisición de una nueva energía que le ayude en su día a día. Pero los dos obtienen muchos beneficios en el funcionamiento de su cuerpo.