Obstrucción urinaria baja: cómo detectarla a tiempo
La obstrucción urinaria baja fetal es una malformación propia de los fetos de sexo masculino que consiste en la obstrucción total de la uretra a nivel de su salida de la vejiga. Aunque puede producirse por diferentes causas, la más habitual es la existencia de una membrana que obstruye la salida uretral, conocida como valvas uretrales posteriores.
Síntomas y diagnóstico de la obstrucción urinaria baja
El diagnóstico de esta malformación debe realizarse por un especialista en Ginecología y Obstetricia a lo largo de la gestación mediante las ecografías de control. Los fetos con esta alteración suelen presentar un aumento de tamaño de la vejiga lo que hace que la presión del sistema urinario aumente y se transmita a los riñones. Las pelvis renales pueden dilatarse y si la situación se mantiene y empeora podría terminar en hidronefrosis renal en el feto.
Si esta situación progresa los riñones podrían dejar de funcionar correctamente y se produciría un oligohidramnios. Sin una cantidad correcta de líquido amniótico (oligohidramnios) el desarrollo normal de los pulmones podría verse afectado y generar una hipoplasia pulmonar. Esta situación tendría consecuencias importantes en la vida del feto.
Tratamiento de la obstrucción urinaria baja
Es importante destacar que la mayoría de los fetos con dilatación de las pelvis renales no presentan clínica de obstrucción grave, es decir, sus riñones funcionan correctamente, la dilatación no es muy importante y el líquido amniótico es normal. En estos casos, la mayoría, no es necesario tratar antes del nacimiento. Incluso, en ocasiones, al nacimiento la situación se normaliza y el aparato urinario es normal.
Cuando se trata de un problema grave de obstrucción (hidronefrosis renal) pero la función renal aún está conservando (líquido amniótico normal) es cuando tiene sentido tratar intraútero.
Existen dos tipos de intervenciones intraútero:
1. Ablación (rotura) de las valvas por cirugía fetal (Cistoscopia Fetal): Es un tratamiento que se realiza mediante endoscopia fetal. La introducción de un fino instrumento en la vejiga permite visualizar las valvas uretrales y romperlas, de forma que se permite la salida de la orina.
2. Drenaje vésico amniótico: Es un pequeño tubo en forma de ocho que comunica directamente la vejiga con la cavidad uterina y permite la salida de orina por el abdomen. Se coloca a través de la pared abdominal.
Las dos intervenciones se realizan con anestesia local, sedación materna y anestesia fetal. Constituyen intervenciones poco agresivas para la madre, pero de gran dificultad técnica. En el caso de realizarlas debe hacerse en un centro con amplia experiencia en cirugía fetal. En manos expertas el éxito del tratamiento ronda el 80% de los casos.