Pie diabético: técnicas alternativas a la amputación
Una complicación de la Diabetes Mellitus puede derivar en pie diabético. Afecta a pacientes con Neuropatía Periférica o Enfermedad Arterial Periférica (EAP). Cuando aparece una úlcera, hay que tener en cuenta alternativas previas a la amputación.
El pie diabético es una complicación de la Diabetes Mellitus y afecta a pacientes con Neuropatía Periférica y/o Enfermedad Arterial Periférica (EAP). Algunos enfermos no experimentan los primeros síntomas de la enfermedad y cuando esta se manifiesta, ya es a modo de úlcera o tejido necrótico. Aquí es cuando se debe evaluar correctamente para evitar la amputación.
Los expertos en Angiología y Cirugía Vascular únicamente indican amputación primaria del miembro en caso de que se trate de una infección sistémica con shock séptico (infección grave que deriva en una hipotensión arterial peligrosa) o una necrosis extensa irreversible de todo el pie. Cabe aclarar que la amputación es un proceso potencialmente incapacitante, considerado a nivel mundial como un significativo problema de salud pública.
Las personas con diabetes tienen un riesgo de amputación de 20-40 veces mayor que las personas sin diabetes. Junto con la retinopatía diabética (complicación ocular de la diabetes causada por un deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina), la amputación de una extremidad inferior puede utilizarse como un indicador de mal resultado de salud. Además, la amputación menor o mayor de la extremidad inferior del diabético, así como las repercusiones sobre la calidad de vida, entraña un riesgo de mortalidad considerable: aproximadamente el 10% fallece peroperatoriamente, al final del primer año ha fallecido el 30%, a los tres años el 50% y, al cabo de cinco años, la mortalidad se eleva al 70%.
Técnicas alternativas a la amputación
Revascularización
La mayoría de casos en el servicio de Cirugía Vascular son pacientes con EAP y úlceras a los que se evalúa la necesidad de revascularización (alternativa operativa previa a la amputación) y el método de revascularización según algunos criterios clínicos:
- el potencial de curación de la úlcera (reversible/ irreversibilidad de los tejidos)
- la condición local del pie y la funcionalidad residual del mismo una vez curado
- la anatomía vascular y el estado general del paciente
Existen también contraindicaciones para la revascularización, tales como esperanza de vida corta de menos de tres meses, desordenes psiquiátricos, retracción de la rodilla (posición antiálgica crónica), “encamamiento” crónico y pacientes que no deambulan.
Respecto a la elección del método de revascularización, la angioplastia percutánea (procedimiento mínimamente invasivo que se realiza con anestesia local) es un método factible y técnicamente eficaz en pacientes con EAP. Dicha técnica reduce las complicaciones y aumenta el rango de salvamiento de la extremidad. Además, aunque la permeabilidad a largo plazo sigue siendo más alta cuando hablamos de bypass, la angioplastia es un método que se puede repetir si existen reestenosis o reclusiones (obstrucción y reducción coronaria), e incluso puede producirse si falla el bypass.
Técnicas endovasculares
Se ha demostrado que, en pacientes con riesgo quirúrgico alto, la isquemia crítica puede tratarse satisfactoriamente con técnicas endovasculares. La estrategia ha demostrado ser bien tolerada, con baja mortalidad, costes más bajos y, sobre todo, una menor duración de la estancia hospitalaria. Es especialmente este último parámetro el que muchos estudios subrayan como la principal diferencia a nivel de coste-efectividad entre las dos técnicas, dado que los pacientes sometidos a cirugía convencional alargan la estancia, sobre todo por las complicaciones postoperatorias que surgen por el hecho de ser pacientes con alta co-morbilidad.