¿Por qué la obesidad depende de la región en la que se vive?
Si nos fijamos en el mapa de España, hay diferencia en las cifras de obesidad entre las diferentes comunidades autónomas, ¿a qué se debe este hecho?
La prevalencia en regiones españolas no es fácil de establecer por los diferentes parámetros estudiados, pero, en general, puede señalarse que la obesidad es más frecuente en zonas del norte como Asturias o parte de Galicia y también en Canarias. En el resto del norte y centro las cifras están en niveles medios y por debajo en Levante, Nordeste y Baleares.
La causa primera de esas diferencias está en el entorno socio-económico. A menor desarrollo cultural y educativo, mayor es la incidencia de la obesidad. Las causas genéticas influyen en un grado inferior respecto a las ambientales.
Andalucía ha empezado a tomar medidas frente a la obesidad infantil quitando los dulces de los colegios; ¿qué más medidas cree que serían necesarias? También han empezado a aplicar impuestos en las bebidas energéticas, ¿cree que es útil?
La mayor parte de la obesidad infantil es consecuencia del modo de vida, hábitos familiares y cuestiones económicas, políticas y culturales. En los últimos 40 años ha habido cambios muy grandes en España, desde una sociedad más pobre a una más rica, con políticas muy diferentes en la producción de alimentos, educación, sociedad, transporte, medios de comunicación y publicidad, tecnologías…
Todos estos factores son inseparables y han producido mejoras sociales muy importantes, pero también una sociedad de bienestar malentendido, con un crecimiento grande del sobrepeso y obesidad.
Por eso, eliminar los dulces en los colegios y las bebidas energéticas son medidas útiles, pero muy insuficientes.
¿Tenemos una mala educación en nutrición? ¿Por qué? ¿Qué cree que debería cambiar?
En el ámbito animal, el instinto es lo que controla la alimentación. Cualquier animal sabe sus necesidades alimenticias según su situación, y si puede satisfacerlas, lo hará exactamente según lo que necesite.
De similar manera se ha comportado la especie humana a lo largo de toda su evolución, casi siempre en ambientes de carestía de alimentos, hasta los últimos decenios. Ahora la superabundancia alimenticia y el modo de vida ha convertido a la alimentación en una forma satisfactoria de afrontar situaciones desfavorables, en una recompensa ante los problemas. Es similar a lo que ocurre con el tabaco, el alcohol, la cocaína y otras adicciones.
El estrés es la palabra de referencia para entender estas situaciones, que introdujo el médico Hans Selye hace más de 50 años, definiéndola como los mecanismos de defensa que utilizan los seres vivos para afrontar situaciones amenazantes que les ponen en peligro. Esos mecanismos son de tipo neuroendocrino y cuando no consiguen estabilizar el equilibrio orgánico, van produciendo un desgaste general que trae como consecuencia toda clase de enfermedades físicas y mentales.
Una proporción muy alta de casos de obesidad tiene su origen en el estrés inherente a las formas de vida de las sociedades actuales.
¿Es optimista de cara al futuro? ¿O cree que iremos a peor?
Los seres humanos hemos sobrevivido a situaciones inimaginables. Hay que ser positivos con la epidemia de la obesidad.
Si nuestro modo de vida es la causa básica del problema, habrá que cambiarlo. La naturaleza nos avisa de que las cosas no van bien en muchos aspectos, a pesar de los éxitos conseguidos.
Toda la sociedad tiene que verse implicada porque la obesidad es un problema de salud publica.
Finalmente, en este complicado puzzle, si el equilibrio saludable tiende a romperse, el médico, con sus nuevos tratamientos dietéticos, debe estar siempre ahí para volver a recuperarlo.