Prevención cardiovascular a cualquier edad
En España se da la paradoja de que tenemos una elevada incidencia de factores de riesgo -en especial colesterol alto, hipertensión arterial, tabaquismo y sobrepeso- y a la vez la incidencia de complicaciones cardiovasculares es más baja que en otros países con la misma o menor carga de factores de riesgo. Ello ha hecho crear una falsa conciencia de inmunidad "mediterránea", que lleva aparejada una suicida pasividad ante la epidemia que sin duda vendrá debido al empeoramiento del estilo de vida de jóvenes y adolescentes.
Factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares
Aunque muchos lo siguen creyendo, las mujeres no están en modo alguno libres de esta enfermedad. Muy al contrario, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares es mayor en las mujeres, y en ellas se da además la circunstancia de que se aplican con menor asiduidad los procedimientos diagnósticos y terapéuticos de reconocida eficacia.
Tampoco es cierto que a partir de cierta edad ya no merezca la pena prevenir las enfermedades cardiovasculares. Es verdad que cuanto más pronto se comience reduciendo los factores de riesgo más se reduce la mortalidad, pero igualmente lo es que a cualquier edad se alarga la supervivencia y se reducen las complicaciones limitantes (ictus e insuficiencia cardiaca sobre todo). Una de las limitaciones de la prevención cardiovascular es que la mayoría de los esfuerzos se aplican a la población de alto riesgo (con enfermedad ya descubierta o agrupación de múltiples factores de riesgo), mientras que la mayoría de las complicaciones se darán en la población considerada de bajo riesgo, que no accede a un cardiólogo y a la prevención.
Prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares
En la prevención tanto primaria para la persona que no ha tenido ninguna complicación, como secundaria para los que desean evitar la repetición de un episodio, el estilo de vida es esencial. Dicho estilo de vida tiene tres componentes principales, el abandono del tabaquismo, el ejercicio físico habitual y la alimentación adecuada. En lo relativo a la dieta, son de importancia cinco aspectos: el consumo de calorías en lo que atañe al peso, la sal, el alcohol, las grasas y el índice glucémico. En cuanto al ejercicio, se considera como el punto clave de la prevención cardiovascular y se recomienda en todas las personas en diferente grado en función de sus características y con algunas recomendaciones particulares. Y, frente al tabaquismo, ninguna cantidad es aceptable ni ningún sucedáneo tampoco (los cigarrillos electrónicos no ayudan a dejar de fumar y son de por sí dañinos).