Protección solar, el mejor remedio para evitar el cáncer de piel
La piel necesita limpieza, hidratación y protección solar siempre. En los meses de verano, esto es más importante y necesario ya que la luz solar incide con mayor intensidad. Sin embargo, cuando termina el verano sigue siendo necesario proteger la piel.
El Sol, en pequeñas cantidades, es beneficioso para la prevención de determinadas enfermedades e incluso para el tratamiento de distintas patologías de Dermatología. Sin embargo, un abuso de la radiación solar puede provocar determinadas enfermedades. Por ejemplo, está demostrada la relación que existe entre un abuso a la exposición solar y el cáncer de piel.
Importancia de la protección solar para prevenir el cáncer de piel
La protección solar adecuada a cada persona depende del tiempo que ésta va a estar expuesta a las radiaciones ultravioletas, de la intensidad de las mismas y, sobre todo, de su piel. Por ejemplo, no es lo mismo exponerse al Sol a las 9 de la mañana que justo al mediodía, ni hacerlo en abril o en julio. Las personas de piel clara se queman más fácilmente tras una exposición solar, ya que tienen menos protección de melanina en su piel y esto supone un factor de riesgo para el cáncer cutáneo. Es por ello por lo que, aunque puede haber una serie de consejos generales, la protección solar debe ser individualizada.
Es importante que los pacientes de pieles claras, con antecedentes de cáncer de piel o con lesiones precancerosas protejan su piel no sólo en la playa, sino en su día a día durante las diferentes épocas del año. Si la persona tiene una piel clara, la radiación se filtra más y provoca mayor daño en las células de la epidermis.
Consecuencias de la exposición solar
La exposición solar está relacionada con el melanoma, un tipo de cáncer cutáneo, con el carcinoma epidermoide y con las lesiones precancerosas. Por otro lado, la exposición mal controlada al Sol también es la causa del fotoenvejecimiento cutáneo.
La quemadura solar es otra de las consecuencias de la exposición al Sol. Ésta es un traumatismo severo para la piel, por lo que es importante evitarla o, al menos, evitar que se produzca cada año. El tratamiento es conservador, con aplicación de compresas frescas, reposo, no exponerse al Sol y, si acaso, algún antiinflamatorio.