Psicooncología, una manera de afrontar el cáncer
El cáncer despierta temores y preocupaciones relacionadas con el dolor, el sufrimiento y la muerte. En este sentido, el prejuicio social existente no siempre está basado en un conocimiento objetivo de la enfermedad. Como consecuencia, la vivencia que un individuo pueda tener ante un diagnóstico de cáncer suele verse influida por experiencias subjetivas y no siempre ajustadas a la realidad que hayan tenido o tienen personas de su entorno. Esto condicionará e incluso podrá llegar a determinar la valoración que realice el sujeto de su propia situación.
Habitualmente se entiende el cáncer como una etiqueta global que integra a todo tipo de pacientes, sin tener en cuenta la variabilidad de diagnósticos, tratamientos, consecuencias, entre quienes lo padecen, así como sus propias fortalezas y vulnerabilidades. La realidad es que cada enfermo oncológico es único y no puede ni debe ser comparado con otro, por mucho que padezcan el mismo tipo de tumor o ubicación.
Así, a quien diagnostican de cáncer debe valorar su situación personal, en la que se conjugan la información del profesional que le atiende con la de su entorno socio-familiar y los miedos y expectativas propias. El paciente llegará entonces a una conclusión en que decidirá el grado de perjuicio, amenaza y/o peligro que le reporta la situación y, por otro lado, si hay algo que pueda hacer para mejorar su situación y capacidad de control personal. La conclusión a la que llegue puede llevarle a una situación de desestabilidad emocional. Ya en estos momentos iniciales de la enfermedad, el psicólogo puede ayudar, acompañándole y facilitando la consecución de un buen ajuste a la enfermedad y tratamientos, ayudando a mantener un adecuado estado de ánimo y calidad de vida.