Que no le engañen, querer no siempre es poder
Hace unos días un buen amigo, magistrado de profesión, hombre culto y sereno, con más de 60 años de edad, me decía: no lo dudes, “Querer es poder”. Y me añadía con tono circunspecto: “si uno se propone una cosa la puede conseguir siempre. La voluntad y la decisión mueven montañas y son esenciales en la vida”. Yo le dije que estaba de acuerdo, pero con matices, con bastantes matices.
La voluntad y la constancia son dos cualidades esenciales para conseguir las metas que nos hayamos trazado, eso no se cuestiona. Pero ni todo el mundo las tiene en igual medida, ni tampoco se pueden incrementar “al gusto del consumidor”. Es necesario esforzarse mucho, y a veces ni aun haciéndolo se consiguen buenos resultados.
Cada persona es distinta
Con frecuencia se olvida que tenemos una estructura biológica predeterminada y un marco orgánico del que es muy difícil salirse. Hay personas que son muy altas, otras bajas. Las hay muy delgadas y también más rollizas. Los hay con piel fina y delicada que se queman al tomar el sol, y también los hay con piel rica en melanina que les permite una exposición solar muy prolongada. Hay, en suma, una gran variedad y diferencias entre los seres humanos y eso ocurre por distintos factores.
Uno es la herencia, de capital importancia ya que va a ser el marco que influirá de forma decisiva en nuestras actitudes y variables biológicas. Otra variable puede ser la alimentación en las etapas claves del desarrollo. También pueden influir los niveles de determinadas hormonas, incluso hasta la presión atmosférica o el tipo de educación pueden ser elementos a tener en cuenta en la adquisición y mantenimiento de un determinado carácter.
Por lo tanto, no podemos fiarlo todo a la voluntad, función mental que a su vez depende de parámetros genéticos. En consecuencia y a fecha de hoy sería una incorrección científica decir que “querer siempre es poder”. Mucho más adecuado en cambio sería decir: “Querer muchas veces es poder, pero no siempre”.
Y ello no es un problema de estilo gramatical o semántico, sino que tiene mucha importancia práctica, ya que hay personas a las que desde niños se les inoculan ciertos mensajes, y cuando son adultos y ven que en muchas ocasiones no pueden conseguir lo que desean, se frustran más de lo razonable y se abruman pensando en que son incompetentes e inútiles al no cumplir las expectativas que tenían definidas.
Una cosa es el valor del esfuerzo y de la constancia que nadie pone en duda, y otra es la obsesión de la capacidad y competencia personal, fruto de creencias irracionales más que de evidencias comprobadas.
La actitud es importante, pero todos tenemos limitaciones
Todas las personas tenemos actitudes diversas. Lo que no existe es el individuo diez, la persona perfecta. Todos tenemos múltiples limitaciones, y a veces a pesar del esfuerzo y de la constancia no se consigue el objetivo deseado.
No piense siempre es usted el que ha fallado y el que no ha sido lo suficientemente tenaz, luchador o competente. Simplemente su capacidad (aptitudes actitudes) no le han permitido llegar a donde quería. Acéptelo con serenidad, reflexione para ver dónde está el desliz y vuelva a intentarlo, pero esta vez de otra manera, no en balde recuerde que: si se hace lo que siempre ha hecho, obtendrá lo que siempre ha obtenido.
Para más información, consultar con un especialista en Psicología.