¿Qué relación tiene el Virus del papiloma humano y el cáncer de cuello de útero?
¿Qué es el virus del papiloma humano?
El Virus del Papiloma Humano es un pequeño virus ADN de la familia de los papovaviridae. Se han detectado más de 100 tipos, aproximadamente 40 en el tracto genital inferior, estando implicados en la aparición de patologías precancerosas y en carcinomas, especialmente por los tipos 16 y 18. También en patologías como verrugas condilomatosas, los tipos 6 y 11.
¿Qué síntomas presenta?
Cuando aparecen verrugas es evidente el contagio, pero cuando no es así, a veces la infección es asintomática, descubriéndose en las revisiones que se realizan a la paciente cuando acude a la consulta del ginecólogo. En algunos casos la paciente presenta pequeños sangrados o spotting intermenstrual (presencia de gotitas de sangre entre menstruación y menstruación) también, puede presentar coitorragia o sangrado con las relaciones sexuales.
¿Qué vínculo tiene este tipo de virus con el cáncer de cuello de útero? ¿Cuál es el grado de incidencia?
El cáncer de cuello es una secuela de una infección por virus del papiloma (VPH) no resuelta. La infección es necesaria para la aparición del cáncer de cérvix uterino, si además hay cofactores adyacentes como el tabaco, enfermedades de transmisión sexual, promiscuidad, susceptibilidad o inmunosupresió, entre otros, interaccionan con el virus y en un principio originan lesiones intraepiteliales que si progresan acabarían en un cáncer cervical (LSIL – HSIL- cáncer cervical).
En cuanto al grado de incidencia, es variable según países. En Latinoamerica, suroeste africano hay una tasa muy elevada, le siguen Australia, subeste y central aisático y los países de Europa del este. En Europa se habla de una incidencia de 60.000 nuevos casos por año.
¿Cómo se diagnostica? ¿Cuáles son sus factores de riesgo?
Para el diagnóstico del VPH tenemos las siguientes pruebas: la citología, que se usa en consulta como medio de cribado o escreaning, el test de HPV - DNA y la colposcopia. Para su diagnóstico de certeza de lesión usamos la biopsia de cérvix.
La presencia del VPH es necesaria para el desarrollo de la mayoría de los cánceres de cérvix uterino y de sus lesiones precursoras. Los tipos de VPH por orden de riesgo acumulado son: el 16, 18, 45,31, 33, 52, 58, 35, 59, 56, 51,39, 68, 73, 82 y otros. Los tipos 18 y 45 presentan un riesgo acumulado del 73%, siendo el 16 el más agresivo (54,6%).
En cuanto a los factores de riesgo, ya hemos comentado que actúan como cofactores en el desarrollo de la persistencia viral. La mayoría de las infecciones por VPH regresan de forma espontánea, pero cuando existen reinfecciones, enfermedades de transmisión sexual, contactos de riesgo o promiscuidad, tabaquismo, inmunodeficiencia, carencias nutricionales, etc, todo ello puede facilitar la progresión del la enfermedad.
Hoy en día disponemos de plan de vacunación integrado en el calendario vacunal de las mujeres, para la prevención de la enfermedad.
El cáncer de cérvix en nuestro medio es fácilmente detectable, ya que para que se desarrolle, antes aparecen las lesiones precursoras, por lo que se puede realizar un seguimiento y actuar a tiempo. Por ello son tan importantes las revisiones y los programas de cribado o prevención que se realizan en las consulta de ginecología.
¿En qué consiste su tratamiento?
En cuanto al tratamiento de las lesiones precursoras se han usado métodos destructivos, como la electrocoagulación, la termocoagulación, la criocoagulación y la vaporización por láser. Los tratamientos escisionales que se usan en la actualidad porque además son diagnósticos son: la conización con asa diatérmica o con láser.
Para finalizar, el cáncer de cérvix solo puede prevenirse mediante el diagnóstico de las lesiones precursoras ya que no existe ningún tratamiento curativo para los virus. Así, el objetivo primordial es la vacunación de todas las niñas en edad temprana antes de sus primeras relaciones sexuales y programas de cribado o prevención.