Radiofrecuencia endovenosa en el tratamiento de las varices
La radiofrecuencia endovenosa ha supuesto una revolución en el tratamiento de las varices. Su aplicación se realiza de forma similar al láser y se trata de una técnica mínimamente invasiva, sin cirugía abierta y se realiza bajo anestesia local tumescente ecoguiada, un tipo de anestésico mezclado con adrenalina. De este modo, se aplica independientemente de su calibre e incluso en caso de complicaciones como úlceras.
El método se realiza mediante una punción ecoguiada o una mínima incisión a través de la cual se penetra un catéter a lo largo del interior de la variz. Una vez introducido se lleva a cabo el cierre de la vena a través de descargas térmicas realizadas en segmentos de 7 cm. Este proceso contribuirá a una posterior cicatrización invisible del tramo afectado. Su realización debe estar apoyada por un especialista en anestesiología y reanimación para ofrecer todas las garantías.
La principal ventaja de esta técnica frente al láser endovenosos es que no requiere ajustar la dosis de energía aplicada por parte del cirujano, sino que se realiza de forma automática y aplicando la justa y necesaria para calentar la vena sin dañar el tejido que la rodea. Se lleva a cabo de forma ambulatoria, una vez finalizada la intervención el paciente puede regresar caminando en perfectas condiciones a su domicilio. El posoperatorio no ofrece apenas molestias, menores incluso que las causadas por el láser endovenoso. Además, ofrece una gran seguridad. La radiofrecuencia ofrece un cierre eficaz y definitivo de la vena safena tratada en el 98% de los casos tras el tratamiento.
Por otra parte, el tratamiento de las varices colaterales se realiza en el mismo momento con una flebectomía por microincisiones o con esclerosis con espuma, en función del tipo de variz.