Riesgos de la cirugía de la glándula tiroides
Hay algunas complicaciones que pueden producirse durante o después de la cirugía de tiroides:
Complicaciones locales:
- Cicatrices: habrá una cicatriz, que normalmente se reducirá a una fina línea que tendrá el aspecto de una arruga en el cuello. Sin embargo, existe el riesgo de que la cicatriz no evolucione tan bien como se espera, y que sea más ancha o más gruesa de lo esperado. También puede haber una pérdida de sensibilidad en la zona de piel cercana a la cicatriz.
- Sustitución de la hormona tiroidea: dependiendo de la cantidad de glándula tiroidea que se haya extraído, es probable que se necesite algún tipo de terapia de sustitución de la hormona tiroidea tras la cirugía.
- Hipoparatiroidismo: las glándulas paratiroides, que se encuentran muy cerca de la glándula tiroides controlan los niveles de calcio del cuerpo. Si las paratiroides resultan dañadas durante la cirugía, puede producirse una interrupción temporal o raramente permanente de su funcionamiento. Esto provoca una reducción del nivel de calcio en sangre llamada hipocalcemia. El hipoparatiroidismo temporal afecta aproximadamente al 7% de los pacientes. Los síntomas del hipoparatiroidismo, que suelen aparecer en los primeros días tras la cirugía y duran una o varias semanas, pueden incluir sensación de entumecimiento y cosquilleo alrededor de los labios, las manos y la planta de los pies; sensación de hormigueo en la piel, calambres y espasmos musculares, dolores de cabeza intensos, ansiedad y depresión. Estos síntomas se tratan con calcio.
Lesión del nervio laríngeo: los nervios laríngeos recurrentes pasan muy cerca del tiroides. Existe el riesgo de que se lesionen durante la cirugía; ocurre, aproximadamente, en 1 de cada 250 cirugías de tiroides. El daño suele ser temporal, y puede causar cambios en la voz, tales como: voz ronca, fatiga en la voz y reducción del rango vocal. Normalmente, los cambios permanentes son raros y la voz vuelve a la normalidad en unas pocas semanas. Para ayudar a reducir el riesgo de daño del nervio durante la cirugía, se emplea el sistema de monitorización de la integridad nerviosa. El sistema de monitorización permite monitorizar la función de los nervios y confirmar que no se dañan.
Si hay un cambio en la función de un nervio, el sistema de monitorización produce avisos visuales y auditivos para alertar al cirujano y al personal del quirófano. El uso de sistemas de monitorización de la integridad nerviosa ayuda a reducir el riesgo de dañar nervios durante la cirugía, y mejora la seguridad y la tranquilidad de los pacientes y los cirujanos.
Complicaciones generales de la cirugía: existe un riesgo de hemorragia tras la operación, así como algunos riesgos derivados de la anestesia y la posible infección de la herida quirúrgica. Es probable que sea necesario tomar hormona tiroidea de sustitución durante el resto de la vida. La cirugía de tiroides controla el hipertiroidismo en el 90% de las personas. No obstante, en el 10% de los casos, no se extrae suficiente tejido tiroideo y la afección se reproduce. En estos casos, es posible que se necesite una segunda operación quirúrgica.
En qué consiste la cirugía de tiroides
La cirugía de tiroides tradicional es una operación relativamente corta que requiere una estancia en el hospital de solo una o dos noches.
Antes de la cirugía
Si el paciente padece hipertiroidismo (exceso de actividad en la tiroides), quizá precise tomar medicación que controle sus niveles de hormonas en las semanas anteriores a la cirugía. La cirugía es más segura si los niveles de hormonas tiroideas son normales en el momento de la operación. En algunas ocasiones también se administra al paciente algún fármacos como el lugol que disminuya la vascularización de la glándula para facilitar la intervención y reducir el riesgo de sangrado.
Se practicarán análisis de sangre, una radiografía de tórax y un electrocardiograma (ECG) para asegurarse de que las condiciones generales para realizar la cirugía son adecuadas. En algunos hospitales, ocasionalmente realizan una prueba de las cuerdas vocales antes de la operación para comprobar que funcionan correctamente.
El paciente permanezca en ayunas desde después de la cena del día anterior a la operación.
En los casos en los que exista la sospecha o la certeza de que la lesión de tiroides es maligna el cirujano extraerá los nódulos linfáticos cercanos al tiroides. En este caso, no se conocerá la magnitud de la operación de antemano.
Durante la cirugía
Una tiroidectomía total sin complicaciones suele durar alrededor de 2 horas y se realiza con anestesia local.
Después de la cirugía
El paciente es trasladado a la zona de recuperación, donde el personal de enfermería lo monitorizará hasta que se despierte por completo. Es posible que el cirujano deje drenajes en la zona de la herida que sirven para evacuar el exceso de fluido y sangre, y también sirven para alertar de una hemorragia no deseada. Estos tubos se extraerán ese mismo día o al día siguiente, dependiendo de la extensión de la operación y de la velocidad de la recuperación.
El cuello y la garganta estarán doloridos y rígidos durante unos días. Se administrará medicación para el dolor mientras el paciente esté en el hospital. El dolor se aliviará y desaparecerá en unos pocos días.
Pueden aparecer cambios en la voz, lo que puede ocurrir si los nervios que van a la laringe resultan dañados de algún modo durante la operación. Estos cambios sólo deben durar unos pocos días. El uso del sistema de monitorización de la integridad nerviosa ayuda a reducir el riesgo de dañar los nervios durante la cirugía.
Acceder a la cirugía de tiroides mínimamente invasiva
La cirugía de tiroides mínimamente invasiva es una operación corta, que puede o no exigir que el paciente pase una noche en el hospital. La técnica y posibles complicaciones de carácter médico son las mismas. La diferencia fundamental es que se realiza por una incisión mucho más pequeña cuando la lesión tiroidea a extirpar es de pequeño tamaño y de esta manera la recuperación del paciente es mucho más rápida.
Vida después de la cirugía de tiroides
Tras la cirugía de tiroides, el paciente necesitará algún tiempo para recuperarse por completo. No obstante en aproximadamente 15 días podrá volver a sus actividades habituales.
Recuperación de la cirugía
La recuperación dependerá de la extensión y el tipo de cirugía practicada. Se necesita más tiempo para la recuperación de la cirugía tradicional abierta que de un procedimiento mínimamente invasivo.
Tras la cirugía, es posible que experimente cambios en la voz, tales como ronquera, dificultad para hablar en voz alta, fatiga en la voz y cambios en el tono. Estos cambios se deben a daños en los nervios laríngeos durante la cirugía. Esto puede durar unos días o unas semanas, pero raramente es permanente. El uso del sistema de monitorización de la integridad nerviosa ayuda a reducir el riesgo de dañar los nervios durante la cirugía.
Es posible que los niveles de calcio en sangre estén por debajo de los niveles normales debido a daños transitorios en la vascularización de las glándulas paratiroides durante la cirugía. Este problema es generalmente temporal y se trata con suplementos de calcio durante unos días o semanas. Los signos que indican que hay un bajo nivel de calcio son sensación de entumecimiento y cosquilleo en los labios, las manos y las plantas de los pies, sensación de hormigueo en la piel, calambres y espasmos musculares, dolores intensos de cabeza, ansiedad y depresión.
En los días inmediatamente posteriores a la cirugía será precisa una higiene cuidadosa de la herida con agua y jabón, y cambiando diariamente los apósitos que la cubren. Puede presentarse un hematoma o una ligera inflamación alrededor de la cicatriz que es normal. No obstante, si la inflamación es significativa, será necesario ponerse en contacto inmediatamente con el cirujano, dado que podría ser un signo de infección o de sangrado. La cicatriz puede volverse gradualmente de color rosa y endurecerse. El endurecimiento es mayor en general unas tres semanas después de la operación y, a continuación, se reduce durante los siguientes dos o tres meses. Puede ser útil aplicar una pequeña cantidad de crema hidratante sin perfume alrededor de la herida, dado que ayuda a suavizar la piel y evitar la sequedad durante la curación.
Se necesitará al menos una o dos semanas para la recuperación antes de volver al trabajo y a otras actividades cotidianas. No se debe levantar ningún objeto pesado durante 2 semanas tras la operación, para evitar cualquier esfuerzo sobre el cuello.
Mientras el cuello esté rígido y dolorido, se tomarán alimentos blandos y fáciles de tragar. Es importante comer lentamente y beber mucho durante y después de las comidas, para ablandar la comida y evitar obstrucciones. Triturar los alimentos sólidos puede resultar útil.
Se realizarán visitas al médico o al cirujano varias veces después de la cirugía para revisar los niveles hormonales, de calcio y la evolución adecuada de la herida.
Vida diaria
Las personas que se someten a una tiroidectomía total, y la mayoría de las que se someten a tiroidectomía subtotal, necesitan tomar fármacos de sustitución (tiroxina) durante el resto de su vida. Con este sustituto de la hormona tiroidea, es común experimentar cansancio, depresión, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, ganancia de peso excesiva o inexplicada, sequedad en la piel, aspereza o picor en la piel, sequedad en el pelo, pérdida de pelo, sensación de frío (en especial en pies y manos), retención fecal, calambres musculares, dolor en las articulaciones, aumento del flujo menstrual, reducción del apetito sexual y períodos más frecuentes. Los comprimidos de hormonas son pequeños y fáciles de tomar. El médico revisará periódicamente los niveles hormonales y ajustará la dosis de tiroxina hasta que sea la correcta.