Rinoplastia, el tratamiento estrella de la cirugía estética
La rinoplastia es hoy en día uno de los tratamientos estrella de la cirugía estética. La nariz es una de las partes más importantes al situarse en el centro del rostro. La realización de una rinoplastia puede deberse a dos motivos: funcional, también llamada septorrinoplastia, y estético. Previamente a la cirugía, el experto en Cirugía Plástica debe planificar y establecer la forma de la nariz que más se adecue a la armonía facial.
Diferencias entre rinoplastia y rinomodelación
La rinoplastia es la cirugía encargada de mejorar el aspecto estético y funcional de la nariz mientras que la rinomodelación es el procedimiento mínimamente invasivo, no quirúrgico, para mejorar la estética nasal sin influir en la funcionalidad. Otra de las diferencias es el efecto que implica una intervención como dolores o molestias posoperatorias.
Pese a las ventajas que ofrece la rinomoledación al no someter el paciente bajo cirugía, ésta práctica no puede utilizarse en todos los casos estéticos. Esto se debe a que únicamente se realiza para modificar la nariz mínimamente y por motivos de agrandamiento, no de reducción. Tampoco es factible cuando se requiere alterar la parte ósea o tras un proceso cancerígeno o accidente.
Técnica de la rinoplastia
A día de hoy, excepto en casos excepcionales, la mejor técnica de rinoplastia es la “abierta”. A través de una mínima incisión en la columela, parte inferior que divide la nariz en dos orificios, logramos visualizar todas las estructuras nasales permitiendo una cirugía más precisa y meticulosa para obtener un resultado más natural.
Ventajas de la rinoplastia abierta
El abordaje abierto facilita el trabajo más exacto en una estructura tan delicada como es la nariz, respetando las estructuras que no deben manipularse y actuando frente a aquellas que deben corregirse con una precisión milimétrica. El resultado es mucho más natural, y lo que es más importante, estable con el tiempo.
Rinoplastia: postoperatorio
El postoperatorio de la rinoplastia no es nada doloroso. La inflamación y el mínimo hematoma que pueden aparecer duran una semana. A partir de ese momento los pacientes pueden llevar una vida normal con ciertas restricciones, fundamentalmente de actividad física intensa, durante el primer mes.