¿Sabes en qué consiste la prueba de esfuerzo?
En España se producen 30.000 muertes súbitas al año. Muchas de ellas se podrían evitar realizando una prueba de esfuerzo a todas las personas que se inicien en cualquier práctica deportiva.
¿Qué es la prueba de esfuerzo?
La prueba de esfuerzo o ergometría es la realización de un ejercicio físico intenso y rápido, efectuado sobre tapiz rodante o bicicleta estática, mientras se monitoriza de modo continuo el electrocardiograma y la presión arterial.
Es una prueba diagnóstica que se realiza para detectar diversos procesos cardíacos, y de manera muy especial, la angina de pecho, en pacientes con dolor torácico de causa no bien definida. Con la prueba de esfuerzo se intenta reproducir el dolor torácico sometiendo el corazón a un esfuerzo físico intenso, a la vez que se buscan alteraciones electrocardiográficas que hasta ese momento hubieran podido estar ausentes en situación de reposo.
Además de ayudar al diagnóstico correcto, la prueba de esfuerzo es útil para valorar el pronóstico en aquellos pacientes con enfermedad coronaria ya conocida, así como para valorar el efecto del tratamiento. También puede usarse para determinar cuál es el nivel de esfuerzo físico apropiado para cada persona.
Aplicaciones de la prueba de esfuerzo
La ergometría tiende a reproducir el mayor esfuerzo posible, alcanzando incluso el umbral del cansancio o el máximo nivel de resistencia. Durante la prueba, el médico controla continuamente los parámetros cardiovasculares del paciente y éste le informa de cualquier síntoma que pueda experimentar, como dolor en el pecho, mareo, palpitaciones, cefalea, disnea excesiva o fatiga extrema.
Es muy importante que se intente realizar el máximo esfuerzo posible para que los resultados sean fiables. El esfuerzo depende de unos valores preestablecidos acordes con el género, la edad y el índice de masa corporal. En función de eso se calcula una frecuencia cardíaca pre-establecida que resulta de restar 220 menos la edad. Cuando se consigue el 85% de la referida frecuencia cardiaca la prueba puede darse por concluida y válida.
La prueba de esfuerzo tiene múltiples aplicaciones que van desde el diagnóstico precoz de la enfermedad coronaria, hasta conocer su evolución y la respuesta a determinados tratamientos. También informa detalladamente sobre los progresos de los pacientes en rehabilitación cardíaca, detección de posibles arritmias ocultas o bloqueos cardíacos transitorios. Es una prueba que indica el nivel de adaptación al esfuerzo tanto en deportistas profesionales como en amateurs.
Preparación para la prueba de esfuerzo
El paciente debe llevar ropa ligera y calzado cómodo, preferiblemente zapatillas deportivas. Con el objetivo de evitar una hipoglucemia, no se tiene que hacer la ergometría después de una comida (2-3 horas) ni tras un ayuno prolongado.
El paciente se conecta a un monitor en el que se visualiza en tiempo real y de forma continua el electrocardiograma bajo la estricta vigilancia de un médico. Se inicia el ejercicio de forma suave, en cinta rodante o en cicloergómetro estático. Cada dos o tres minutos el nivel de esfuerzo se incrementa de acuerdo a una programación estándar, aumentando la velocidad de la cinta ergométrica y su pendiente, para que el corazón se acelere hasta alcanzar la frecuencia cardiaca máxima predeterminada que varía en función de la edad y el género. También la presión arterial se controla cada dos o tres minutos.
La prueba se detiene al alcanzar el objetivo buscado (85% de la frecuencia cardíaca máxima prevista), o antes, si apareciesen síntomas y signos como dolor en el pecho, cansancio excesivo, arritmias, bloqueos, alteraciones de la presión arterial, etc.
Riesgos de la prueba de esfuerzo
A pesar de la adecuada selección de la técnica y de su correcta realización, pueden presentarse efectos indeseables y algunas complicaciones. Los riesgos de la prueba de esfuerzo son mínimos y raros, e incluyen mareos, caídas, irregularidades de los latidos cardiacos, etc. Sólo en caso de que existiera una enfermedad grave en el corazón pudiera presentarse riesgo de arritmias severas, desvanecimiento, dolor fuerte en el pecho u otros síntomas. Según los expertos en Cardiología, excepcionalmente se reportan algunos casos de parada cardíaca que suele recuperarse con las maniobras habituales de resucitación.