Síntomas del cáncer colorrectal, el más frecuente del aparato digestivo
El carcinoma colorrectal es el cáncer más frecuente del aparato digestivo. En España, su incidencia oscila entre los 12 y los 23 casos por cada 100.000 habitantes, y aumenta cada año. A nivel mundial ocupa la tercera posición de las enfermedades malignas en los varones, y el cuarto en las mujeres.
En España, el 9% de los fallecimientos por tumores malignos son atribuibles a los tumores colorrectales, cifra que supone el 40% de las muertes si sólo se tienen en cuenta los tumores del aparato digestivo.
Diagnóstico del cáncer colorrectal
La edad media de diagnóstico de la enfermedad colorrectal es de 71 años en el caso de los tumores de colon, y de 69 en los rectales.
Entre el 5% y el 10% de los tumores se consideran hereditarios. Por este motivo resulta imprescindible realizar seguimiento y screenig de este grupo de población, además de a los portadores de pólipos mayores de 1 cm (por su alto riesgo de malignización).
Síntomas del cáncer colorrectal
En el 41% de los casos el primer síntoma clínico es la presencia de sangre en tubo digestivo, seguido del cambio en el ritmo deposicional (alternancia de estreñimiento-diarrea) y dolor abdominal.
Entre el 6% y el 25% de los tumores debutan (primer síntoma clínico) como complicaciones bajo la forma de oclusión o perforación. Estas situaciones se acompañan de un peor pronóstico a largo plazo y de una elevada morbi-mortalidad perioperatoria.
No existe ningún marcador tumoral (CEA, Ca 19.9...) específico que permita diagnosticarlos con un sencillo análisis. Sin embargo, la elevación de sus cifras podría denotar la existencia de un tumor.
Para confirmar el diagnóstico los procedimientos de elección son la TAC y, sobre todo, la colonoscopia con visión directa y la toma de biopsia.
Tratamiento del cáncer colorrectal
En los últimos años el análisis citogenético (K-ras, p53, c-myc...) permite identificar pacientes con alto riesgo de padecer cáncer colorrectal, siendo además muy útiles en la selección del tratamiento adyuvante y, en consecuencia, en la mejora de los resultados a largo plazo.
Una vez diagnosticado, el tratamiento de elección es quirúrgico con finalidad curativa.
La técnica quirúrgica varía en función de la localización del tumor. Los tumores de recto en numerosas ocasiones requieren la práctica de una amputación abdominoperineal (supresión del ano y colostomía), realizada por un especialista en Cirugía General.
Como refuerzo del tratamiento quirúrgico, casi la mitad de los pacientes necesitarán quimioterapia o radioterapia (en ocasiones previa al tratamiento quirúrgico en el caso de los tumores de recto).
Actualmente el 60% de los pacientes sobreviven más de 10 años desde el tratamiento, siempre que se diagnostique de forma precoz.