TDAH, un gran desconocido
Tanto en la literatura como en las series infantiles se han creado personajes que cumplen con las características de los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) que acuden a la consulta del neurólogo, como como Bart Simpson, Shin-Chan o Pippi Calzaslargas, cuyos comportamientos se salen de lo considerado “habitual”.
Muchos padres y educadores tienden a pensar que estos niños que no cumplen con un comportamiento adecuado no tienen un trastorno, sino que son traviesos, vagos, malos estudiantes, difíciles, etc. Este prejuicio ante la ignorancia del TDAH puede afectar al niño tanto en el presente como en el futuro.
Causas del TDAH
Una de las causas del TDAH son sutiles anomalías anatomo-funcionales, especialmente en la corteza órbito-frontal (determina la presencia de inestabilidad en el temperamento), que hacen que un niño se deje llevar con más facilidad por otros chicos que le provoquen o desafíen para hacer alguna travesura pero que, ante la decepción de estos actos, reaccione con desbordes emocionales como arranques de cólera, insultos, pegar a otros, oposicionismo o ataques de llanto.
También hay un desarrollo insuficiente en el cíngulo anterior, corteza temporal, dorsolateral y órbito-frontal del cerebro, que conlleva una falta de capacidad para utilizar la memoria de trabajo y la noción de temporalidad, necesario para la construcción de la memoria biográfica que consolida su identidad y autoconocimiento y permite conceptualizar las emociones. A causa de esta ausencia, un niño con TDAH tiende a experimentar sensaciones viscerales molestas, autorreproches, insatisfacción crónica, apatía o fases de humor depresivo.
Síntomas del TDAH
Los personajes mencionados anteriormente suelen tener estas características propias del TDAH: inquietos, traviesos, se hamacan en las sillas, no hacen caso, llaman la atención en las reuniones familiares, no paran de hablar y discutir, van tirando todo a su paso, etc.
Asimismo, otro síntoma es tratar de evitar responsabilidades como ir a la escuela o ayudar en las tareas del hogar. Para ello, utiliza varias excusas, como dolor de barriga o de cabeza, cuestionar por qué tiene que ir a la escuela, que es un niño, entre otras actitudes que “agotan” a los padres y les hacen acumular sensaciones de impotencia, de frustración y de rabia.
Padres de niños con TDAH
Algunas de las quejas más frecuentes de los padres de un niño con TDAH son que siempre le riñen, no presta atención ni interés, es un despistado o que sólo está en sus cosas, ya que focalizar su atención y mantenerla es uno de los problemas más urgentes de los chicos con TDAH. Estas quejas sumadas a las de los profesores pueden provocar una grieta en la relación entre el niño y su familia, lo que puede llevar un mal pronóstico del niño con TDAH que no es tratado a tiempo.
Cómo se siente un niño con TDAH
Los niños con TDAH tienden a tener la autoestima muy baja, ya que provocan tantas situaciones conflictivas en la casa, en la escuela, en su entorno en general, que son objeto de reproches y golpes tanto en su entorno social como el familiar.
Entre los siete y los diez años, la familia, la escuela y la comunidad, entregan a los niños unas normas, valores y principios que gradualmente internalizarán como propios, así como los límites que apuntan a protegerlos y/o favorecer su socialización adecuada.
Sin embargo, para que todo esto funcione no basta con esto, sino que depende también de la madurez socio-emocional del niño. Un niño impulsivo, que no reflexiona y que no logra aprender de sus errores y sacar conclusiones es un chico que tardará enormemente en adquirir un cuerpo de valores morales y sociales firme y consistente.
En los niños con TDAH, se dice que su control es externo, pues no han internalizado los valores y normas y de este modo, no puede regular socialmente su conducta, que es altanera y desafiante para enmascarar su autodesvalorización.
Consecuencias del TDAH
Hay una serie de conductas que llevan el sello distintivo del TDAH y que, si se complican, cada vez se asocian más con síntomas de ansiedad. La ansiedad puede verse en la forma desmedida que actúa respecto a situaciones cotidianas, y que se expresan a dos niveles distintos:
- Psicológico: fobias, ideas obsesivas, oposicionismo, terquedad, contradicción.
- Somático: hipertermia, algias (dolor en zonas determinadas), migrañas, alergias respiratorias o dérmicas diarreas, intolerancias alimentarias e incluso desequilibrios neurohormonales.
Asimismo, todos estos procesos de rotura de la relación del niño con su familia y el entorno familiar llegan a un punto crítico cuando el chico llega a la pubertad y la adolescencia. Esta etapa provoca en los chicos un desequilibrio de su autorregulación emocional aún mayor, aumentando la ansiedad que los chicos canalizarán a través de la televisión, videojuegos, hablar eternamente por teléfono o chatear, desafío, consumo de drogas o alcohol, etc.
“El TDAH no existe”
Con frecuencia salen en los medios de comunicación gente no experta, a veces profesionales de la salud no especializados en el problema, maestros e incluso orientadores escolares, que dicen que el TDAH no existe, que es un invento de la psiquiatría norteamericana. Estas personas no informadas hacen mucho daño a estos niños y a estas familias y puede hacer que muchos de ellos dejen los tratamientos.
Está demostrado no sólo que el TDAH existe y que es de las patologías mejor conocidas de la medicina y de las que tiene un tratamiento más eficaz, sino que todavía es mucho el camino que hay que recorrer para que esta patología deje de ser la gran desconocida de la medicina y deje de ser negada.