Técnica de radiofrecuencia para el esófago de Barrett o HALO
El esófago de Barrett es un estado precanceroso que afecta al revestimiento del esófago, el tubo que transporta los alimentos y los líquidos desde la boca al estómago.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es un trastorno en el que el ácido del estómago y los enzimas provocan lesiones en el revestimiento del esófago, produciendo síntomas como acidez gástrica, regurgitación y dolor en el pecho. En algunos pacientes las células normales del esófago resultan dañadas y con el tiempo este daño puede dar como resultado inflamación y cambios genéticos que hacen que las células se alteren. El tejido modifica su apariencia y microscópicamente cambia («metaplasia intestinal» o esófago de Barrett). Si un paciente tiene síntomas de ERGE más de 3 veces por semana, debería consultar a su médico. Se estima que el 13% de los pacientes con ERGE también tienen esófago de Barrett.
El diagnóstico se establece tras la realización de una gastroscopia donde se toman biopsias en la zona de inflamación esofágica. El hallazgo de células intestinales en el esófago (metaplasia intestinal) confirma el diagnóstico de esófago de Barrett. Hay distintos grados de Barrett: metaplasia intestinal, displasia de bajo grado, displasia de alto grado y adenocarcinoma esofágico.
Las recomendaciones conjuntas de las sociedades médicas indican realizar endoscopias digestivas altas con biopsia a los pacientes con esófago de Barrett, regularmente y de por vida. La frecuencia será mucho mayor en los pacientes con displasia, debido al riesgo aumentado de desarrollar un cáncer.
Además de las aproximaciones por observación endoscópica para el esófago de Barrett, existen opciones de tratamiento que incluyen la terapia endoscópica y quirúrgica para eliminar completamente el tejido de Barrett.
Entre las opciones de tratamiento endoscópico se encuentra la ablación con radiofrecuencia o HALO. Esta es una técnica en la que se calienta el tejido hasta que deja de ser viable o está vivo, mediante la utilización de una energía calorífica que se aplica de forma precisa y controlada. La tecnología de ablación HALO es capaz de conseguir la eliminación completa del tejido enfermo sin causar daños a las estructuras normales cercanas.
El tratamiento se realiza conjuntamente con endoscopia digestiva alta sin necesidad de hospitalización y no implica incisiones. Hay dos tipos de catéteres de ablación: HALO 360º y HALO 90º.
El paciente sólo pasa unas horas en el hospital. Después del procedimiento puede experimentar molestias en el pecho y dificultad para tragar durante varios días, tratándose con medicación.