Técnicas para tratar y eliminar las varices
Las varices son una patología conocida desde la antigüedad y han sido numerosos los tratamientos que se han aplicado para su eliminación. La técnica comúnmente aplicada durante los últimos 100 años ha sido la flebectomía o la extirpación de las varices. Este procedimiento propuesto a principios de 1900 por Babcock ha sido aplicado de forma extensa con resultados aceptables.
Evolución en el tratamiento de las varices
A partir de los años 80 se vivió una auténtica revolución cuando un médico francés (Franceschi) publicó la teoría del tratamiento mediante la estrategia CHIVA. Lo más importante de esta nueva técnica era que se consideraba esencial utilizar la ecografía doppler para realizar un minucioso análisis de la circulación venosa. Dicha cartografía permitía plantear una estrategia de tratamiento que tenía como objeto preservar la vena safena interna y externa.
Estas venas, hasta entonces, habían sido consideradas las culpables del origen de las varices y por ello habían sido las venas a extraer de forma casi sistemática. Gracias al desarrollo de la estrategia CHIVA y a la normalización del uso de la ecografía para la circulación venosa se han ido desarrollando tratamientos cada vez menos agresivos. Estos tratamientos son los conocidos como "mínimamente invasivos" (TMI).
Los TMI más popularizados son el sistema de radiofrecuencia, el endoláser y la esclerosis mediante espuma esclerosante. El endoláser y la radiofrecuencia se basan en la aplicación de una fuente de calor que acaba por eliminar o inutilizar la vena safena interna. Por otro lado, la escleroterapia es un tratamiento clásicamente utilizado en varices de menor tamaño y que basa su efecto en el progresivo secado o fibrosis de la vena cuando ésta se inyecta. También se han desarrollado otros procedimientos que utilizan catéteres que, en vez de una fuente de calor, utilizan el mismo líquido esclerosante asociado al efecto de rascado de la vena. El tratamiento más moderrno que tenemos actualmente se basa en la aplicación de pegamento en el interior de la vena. Esta técnica es totalmente indolora y puede realizarse en cualquier época del año ya que no requiere llevar media elástica ni produce pigmentación de la piel.
Hoy día existen muchos sistemas y procedimientos diferentes para tratar varices, la mayoría de los cuales pretenden ser poco agresivos, evitando heridas en la piel.
La escleroterapia con espuma, el tratamiento más versátil
La variedad de técnicas disponibles permite al especialista en Angiología y cirugía vascular escoger, en cada caso, el mejor tratamiento. Es importante resaltar que cada persona tiene o puede presentar situaciones anatómicas diferentes, puede tener necesidades sociales o laborales diferentes. Esta diversidad de patologías y de pacientes permite desarrollar diferentes estrategias y confeccionar un traje a medida para cada paciente.
Sin embargo, de todas las técnicas es importante destacar el tratamiento de escleroterapia con espuma. Este tratamiento es el único que puede aplicarse a prácticamente todo tipo de varices, sean de pequeño o de gran tamaño. También es la técnica menos agresiva, ya que se realiza en la consulta y no utiliza ningún tipo de analgesia, al ser totalmente indolora. Únicamente conviene tener en cuenta que se trata de un tratamiento progresivo, cuyos resultados aparecen tras varias sesiones. Ello puede suponer una desventaja frente a otras técnicas de efecto más rápido pero que requerirán entrar en quirófano y algún tipo de anestesia.
Riesgo mínimo de las técnicas de eliminación de varices
No existe ningún tratamiento que no tenga posibles efectos adversos. Sin embargo, cuando hablamos de efectos adversos o complicaciones, concretamente en el tratamiento de escleroterapia, son muy poco frecuentes y hacen más referencia a algunos problemas estéticos.
Respecto a las técnicas endovenosas, las posibles complicaciones guardan relación con el efecto del calor sobre los tejidos o al alcance del efecto de oclusión.
Actualmente existen guías clínicas que definen muy bien cómo deben ser las prácticas seguras y siguiéndolas la probabilidad de complicaciones es muy infrecuente.
Ventajas de los tratamientos mínimamente invasivos para eliminar varices
Todos estos TMI ofrecen al paciente mayor comodidad en todos los aspectos. Son técnicas que permiten la reincorporación a tareas cotidianas y laborales casi inmediatas. Suelen minimizar las heridas o cicatrices en la piel, lo que favorece el resultado estético más óptimo.
En general se puede afirmar que en el mundo de la flebología y, concretamente, en el tratamiento de las varices, todo este tipo de estrategias han llegado para quedarse y los profesionales que no se adapten a ellas poco a poco perderán competitividad, ya que el paciente las exigirá.