Tipos de malformaciones vasculares espinales
Las malformaciones vasculares espinales se engloban dentro de las malformaciones vasculares del sistema nervioso, su evolución y pronóstico son de alta gravedad. El Dr. Casasco, experto en Neurorradiología, habla de los tipos de malformaciones vasculares espinales y su sintomatología.
Qué son las malformaciones vasculares espinales
Las malformaciones vasculares espinales destacan por su rareza, algo que comporta que el diagnóstico se haga de forma tardía y que puede provocar lesiones neurológicas irreversibles. A día de hoy, la resonancia magnética ha permitido la detección precoz de estas malformaciones y ha posibilitado que se traten a tiempo y no dejen secuelas mayores.
Son muchos los investigadores que han intentado establecer una clasificación de las malformaciones vasculares espinales. La localización de estas malformaciones se determina en función del análisis anatómico del raquis y su contenido. Así, encontramos malformaciones durales, subdurales o extramedulares y piales e intramedulares.
Qué son las malformaciones vasculares espinales durales
Los pacientes que presentan malformaciones durales presentan escasez de drenaje normal en el canal raquídeo, lo que puede desencadenar la formación de una fístula dural raquídea, representada por una comunicación anormal entre una arteria de la duramadre y una vena radicular. Esta patología es adquirida y suele aparecer entre los 40 y los 60 años, manifestándose mediante un síndrome de cono medular o el de cola de caballo con pérdida progresiva de fuerza en miembros inferiores, acompañado de trastornos sensitivos y alteración de esfínteres, así como de impotencia sexual.
Estas malformaciones, a diferencia de otras malformaciones espinales, no sangran. Su tratamiento se basa en la oclusión de la vena radicular que las drena, algo que se puede hacer por vía endovascular (embolización) o mediante cirugía. El tratamiento precoz permite una mejor recuperación, pero la mayoría de pacientes son tratados de forma tardía tras haber recibido diagnósticos erróneos de mielitis, esclerosis múltiple, e incluso de tumor intramedular entre otros.
Qué son las malformaciones vasculares espinales extramedulares
Estas malformaciones están representadas por las llamadas fístulas perimedulares y se encuentran en el espacio subaracnoideo, o sea, alrededor de la médula espinal. Son comunicaciones directas entre arterias radículo medulares y venas perimedulares. Las fistulas perimedulares suelen aparecer entre los 30 y 50 años, manifestándose por un déficit motor y sensitivo progresivo de los miembros inferiores debido a un robo de sangre desde la médula hacia la malformación, o por un sangrado perimedular. Estas fístulas se clasifican en 3 tipos, en función del tamaño de la comunicación arteriovenosa y de los vasos nutricios: pequeña, mediana y gigante.
El tratamiento de estas malformaciones es prioritariamente endovascular (embolización) y, solo en casos en los que es imposible abordarlas con estas técnicas, se derivaran a cirugía o a radiocirugía.
Qué son las malformaciones vasculares espinales piales e intramedulares
Estas malformaciones son más complejas que las anteriores, ya que se encuentran en la superficie de la médula y en su interior. Forman un ovillo vascular o nido angiomatoso que puede asociarse a microfistulas y a aneurismas intranidales. Estas malformaciones, que comportan riesgo de hemorragias intramedulares y déficit sensitivo y motor, suelen manifestarse en adolescentes y adultos jóvenes.
El tratamiento de estas malformaciones puede hacerse mediante embolización, cirugía o radiocirugía. La primera opción para tratar las malformaciones es la embolizacion que consiste en la realización de un cateterismo superselectivo de las arterias a destino malformativo, llegando hasta estar en contacto con la malformación y ocluyéndola mediante la inyección de sustancias que rellenan la malformación evitando así la llegada de la sangre a la misma. La cirugía se indica para las malformaciones superficiales de topografía posterior y, la radiocirugía, se aplica en pocos casos de fistulas perimedulares o de malformaciones intramedulares en los que la embolización o la cirugía comporta un alto riesgo.
Es importante señalar, que debido a la rareza de estas malformaciones, es altamente recomendable que sean vistas y tratadas en centros con amplia experiencia en las mismas, sin lo cual, lamentablemente no se logra resolverlas.