TOC, cómo detectarlo
Pensamientos, impulsos o imágenes espontáneas y difíciles de evitar, malestar por lo que sucede y realización de conductas para aliviar esta ansiedad son solo algunos de los síntomas que podrían demostrar que lo que se padece es un TOC, un Trastorno Obsesivo-Compulsivo.
Las obsesiones habituales de una persona que lo padece serían cuatro. Entre ellas, la obsesión a que ocurra una desgracia. La persona que sufre el TOC se imagina que alguna desgracia puede ocurrirle a sí misma o a alguien cercano, le aparecen imágenes continuas de situaciones de desgracia. Normalmente, ante esta situación, se produce un aumento considerable de la ansiedad, que la persona intenta reducir con la realización de ciertas conductas para conseguir un alivio de dicha ansiedad, aunque solo temporal. Estas conductas se las denomina compulsiones, una conducta que neutraliza el efecto de la obsesión y que cuando se lleva a cabo la persona siente que tiene el control de la situación, al menos en el corto plazo.
Por otra parte, estaría la obsesión de hacerse daño a sí mismo o a otros. Aquí el sujeto se imagina perdiendo el control, agrediendo a alguien o a sí mismo. Suelen ser personas que tienen un excesivo cuidado en no hacer daño, y que se responsabilizan de los problemas de los demás. Es común también encontrarse con personas que temen la desaprobación externa y el rechazo por haber hecho algo inaceptable. La compulsión aquí consistiría en evitar lugares o personas donde crean que es más probable llegar a hacer aquello que piensan.
Además, también existe la obsesión a las enfermedades o la suciedad, en la cual el sujeto teme contraer una enfermedad a causa de contaminarse con determinadas sustancias o productos. Esto le conduce a desarrollar hábitos de higiene exagerados y sufre un gran malestar si no los puede llegar a realizar por algún motivo.
Por último, la obsesión a la muerte o a por qué vivimos. Pensamientos recurrentes sobre la vida, el sentido de estar vivos o qué hay después de la muerte. La persona se obsesiona en buscar una respuesta y, al no tenerla, entra en un bucle de ansiedad y angustia del que le es difícil salir. Además, los enfermos de TOC también tienen pensamientos como sentirse diferentes al creer que a los demás nunca se les pasan esta clase de pensamientos por la cabeza.
Lo que se debe evitar en mayor medida para paliar los efectos del TOC son las compulsiones. El motivo es que la compulsión o conducta que se realiza para aliviar la ansiedad hace que se refuerce la idea de que la persona ha recurrido a ello para evitar lo que sus imaginaciones le mostraban. Así, cuanto más se evita enfrentarse a eso que se teme que ocurra, más se cree en ello y, a la larga, más ansiedad provoca.
Tratamiento del TOC
Como posible tratamiento existe la Terapia Cognitivo-Conductual, que ha tenido muy buenos resultados a la hora de tratar este trastorno. Como síntomas básicos de las personas que desarrollan un TOC hay: una gran necesidad de control, esquemas de pensamiento muy rígidos, elevada ansiedad en sus vidas, preocupación desmedida por ser cuidadosos, responsables, buenos en lo que hacen, perfeccionismo exagerado, ideas muy rígidas sobre cómo deben ser las cosas o, lo que es lo mismo, dificultad para relativizar.
Por tanto, la terapia no solo va dirigida a las técnicas para controlar las compulsiones u obsesiones, sino que aparte habrá que hacer un trabajo exhaustivo para intervenir en la manera de pensar del sujeto, las creencias que tiene sobre el mundo, y cómo se relaciona con éste.
Para más información consulte con un psicólogo.