Todo lo que debe saber sobre el aneurisma cerebral
Un aneurisma cerebral es una dilatación de una pared arterial debido fundamentalmente a una alteración estructural de la misma, lo que conlleva a un adelgazamiento y consiguientemente a una posible ruptura, traduciéndose en una hemorragia cerebral conocida con el nombre de hemorragia subaracnoidea.
Los aneurismas cerebrales suelen ser asintomáticos. Incidentalmente se puede conocer su existencia cuando al paciente se le practica una Resonancia Magnética cerebral buscando otra patología. Más frecuentemente se detectan tras sufrir el paciente una hemorragia subaracnoidea que se diagnostica mediante TAC cerebral y posteriormente mediante un estudio arteriográfico cerebral, que es la prueba gold standar para el diagnóstico.
Consecuencias de la ruptura del aneurisma
La ruptura de un aneurisma produce una cefalea brusca e intensísima que puede acompañarse de náuseas y vómitos y que pueden afectar el nivel de conciencia llegando incluso al coma o a la muerte súbita. Esta ruptura no se puede prevenir, ya que la sintomatología que produce es cuando ya se ha roto el aneurisma. En el caso de aneurismas incidentales el tratamiento quirúrgico o endovascular previene su ruptura.
Un aneurisma cerebral roto debe considerarse una urgencia y el paciente debe estar vigilado en una unidad de UCI. Se le debe practicar un estudio arteriográfico cerebral completo para llegar al diagnóstico y luego un equipo multidisciplinar formado por neurólogos vasculares, neuroradiólogos y neurocirujanos, decidirán el tratamiento más adecuado para el caso. Este tratamiento podrá ser endovascular, que consiste en rellenar el saco aneurismatico de coils hasta el cuello del aneurisma; o quirurgico, que consiste en practicar una craniectomía y abordar el aneurisma por vía cerebral, colocando un clip en el cuello del aneurisma para cerrarlo de una forma definitiva.
Secuelas tras sufrir un aneurisma
Un paciente que sufre una rotura de aneurisma cerebral puede alcanzar hasta un 50% de mortalidad independientemente del tratamiento que se le aplique. Del 50% restante, un tercio quedan con secuelas graves e incapacitantes (hemiplejia, afasia...), otro tercio quedan con secuelas menos graves pero que le incapacitan para su trabajo habitual (transtornos de la memoria) y el tercio restante se reincorporan a su vida habitual. Así pues solo 1 de cada 6 pacientes que sufren una rotura aneurismática vuelven a su trabajo habitual. Si detectamos un aneurisma previo a su ruptura, la posibilidad de sangrado varía entre 1 y 3% por año. Nosotros aconsejamos el tratamiento de estos aneurismas incidentales.