Todo lo que debes saber sobre las enfermedades reumáticas
Las enfermedades reumáticas son las dolencias que afectan a las diferentes estructuras del aparato locomotor (articulaciones, huesos, ligamentos, músculos, tendones y bolsas sinoviales) que no son provocadas por golpes o traumatismos. Cabe tener en cuenta que estas patologías no se presentan sólo en personas mayores, ya que hay algunas que afectan a jóvenes e incluso a niños.
Actualmente, los trastornos reumáticos se encuentran entre las dolencias que afectan con más frecuencia a los seres humanos. De hecho, según el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología realizada en el año 2000, el 18% de los españoles mayores de 20 años padecían alguna enfermedad reumática. De entre ellas, la más frecuente es la artrosis: la de rodilla (gonartrosis) afecta al 10% de los españoles mayores de 20 años y la de manos al 6%. Otras patologías son el dolor lumbar puntual (15%), la osteoporosis (3,4%) y la fibromialgia (2,4%). Además, las enfermedades osteomusculares están relacionadas con la mitad de las discapacidades laborales permanentes.
Principales enfermedades reumáticas
En efecto, existen más de 100 enfermedades reumáticas distintas, aunque las más frecuentes son:
- Artritis: son procesos que se caracterizan por la inflamación de las articulaciones. El tipo más frecuente es la artritis reumatoide, seguida de la gota. Los principales síntomas son crisis inflamatorias muy agudas en la rodilla, el dedo del pie o el tobillo.
- Artrosis: al contrario de la artritis, es un proceso que conlleva desgaste y degeneración articular, no necesariamente inflamación. Además, el componente articular que se lesiona inicialmente es el cartílago articular, mientras que, en la artritis, el proceso se origina en la membrana sinovial.
- Afecciones de los tendones: son muy frecuentes en regiones como el hombro, el codo o el tobillo. Consisten en la inflamación de los tendones cerca de su inserción en el hueso.
- Osteoporosis: es la enfermedad ósea más frecuente. Se produce por la pérdida de masa ósea y la alteración de la disposición de las trabéculas óseas (prolongaciones entrecruzadas que forman una malla ósea y que limitan las cavidades medulares del tejido esponjoso), lo que conlleva una alteración de la cantidad y la calidad del hueso. De este modo, el esqueleto se vuelve más frágil y se producen fracturas espontáneas o por mínimos golpes con más facilidad.
- Fibromialgia: es una enfermedad frecuente que provoca una alteración en la percepción del dolor y en la esfera psíquica del paciente. Se suele asociar con sueño no reparador, fatiga crónica, y con trastornos intestinales y dolores de cabeza.
La Reumatología es la especialidad que se encarga de estudiar, atender, diagnosticar y tratar estas enfermedades.
Causas de las enfermedades reumáticas
Entre las causas más habituales de las enfermedades reumáticas se incluyen:
• Infecciones (virales o bacterianas)
• Depósito de cristales sobre las estructuras del sistema musculoesquelético (urato y pirofosfato) que provocan una inflamación de las articulaciones
• Agresiones al sistema como consecuencia de esfuerzos físicos deportivos, laborales o domésticos (muy frecuente en lesiones de tendones y ligamentos)
• Desgaste de las estructuras como consecuencia de su uso repetido
Síntomas de las enfermedades reumáticas
En general, los síntomas que presentan las enfermedades reumáticas incluyen dolor, rigidez y pérdida de capacidad funcional. En algunos casos puede producirse inflamación, aumento del tamaño y de la temperatura de una articulación y enrojecimiento de la piel que la recubre. Si la inflamación afecta a varias articulaciones o es muy intensa en una sola, puede acompañarse de fiebre, pérdida de apetito y cansancio. Además, algunas enfermedades reumáticas llamadas colagenosis pueden afectar órganos internos como el corazón, el pulmón o el cerebro, y producirse síntomas propios de éstos.
Diagnóstico de las enfermedades reumáticas
Para el diagnóstico de los procesos reumáticos el especialista cuenta en primer lugar con dos herramientas fundamentales: lo que el paciente refiere en su historial sintomático (espontáneo o dirigido) y lo que el médico encuentra en el examen físico corporal.
A partir de la información recogida, los especialistas en Reumatología plantean la realización de pruebas complementarias, como pruebas de imagen (resonancia magnética, radiografía, escáner) o análisis de orina, de sangre o del líquido sinovial (fluido que se encuentra en las articulaciones).
Es importante tener en cuenta que estas últimas pruebas son complementarias y deben realizarse en función de los resultados de la primera parte del diagnóstico, ya que, de no ser así, se puede producir un error en el diagnóstico. Esto se explica porque en el cuerpo humano existen alteraciones anatómicas que en ocasiones no están relacionadas con los síntomas y la verdadera dolencia del paciente.
Tratamiento de las enfermedades reumáticas
A pesar de la percepción pesimista con la que en general se contemplan las enfermedades reumáticas, es importante saber que hay enfermedades que se pueden curar, como la artritis infecciosa.
En otras patologías no existe la cura, ya que por el momento no se conoce el agente responsable de su producción. Aun así, gracias a la intensa investigación desarrollada durante el siglo pasado y lo que llevamos de éste, se ha podido disecar y conocer cada vez mejor los mecanismos de daño y las sustancias responsables de algunas de estas enfermedades y, por tanto, se han podido desarrollar medicamentos que atacan a estas sustancias y que permiten controlar su sintomatología, conservar o mejorar la capacidad funcional y mantener la calidad de vida relacionada con la salud.
De todos modos, cabe tener en cuenta que los medicamentos no son la única opción terapéutica, sino que también hay que recurrir con frecuencia a la terapia física o rehabilitación, al apoyo psicológico y, en ocasiones, a la cirugía.
Por ejemplo, la gota, una de las formas de artritis más dolorosas, hoy en día se puede tratar de forma eficaz con medicamentos que impiden la producción de la sustancia que la provoca. Otro ejemplo son las artropatías inflamatorias (artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondilitis anquilopoyética), que se pueden controlar mediante fármacos como la leflunomida o el metotrexato. La terapia biológica es otro tratamiento que se ha desarrollado recientemente y que tiene como función bloquear las sustancias desencadenantes de la inflamación articular, lo que mitiga el dolor y la tumefacción articular.
En cuanto a la osteoporosis, actualmente se dispone de los bifosfonatos y del denosumab, que reducen notablemente la aparición de fracturas vertebrales y de cadera. Finalmente, la artrosis es la asignatura pendiente de la Reumatología, ya que, pese a todo lo que se ha investigado al respecto, el tratamiento actual es sólo sintomático, aunque tanto los medicamentos para esta enfermedad como el de otras como la fibromialgia son cada vez más numerosos y seguros para el tratamiento del dolor.
En definitiva, la Reumatología lleva poco tiempo en el panorama asistencial español. Sin embargo, gracias al esfuerzo de las Administraciones Sanitarias, al avance en el conocimiento de estas enfermedades y en los medios de diagnóstico, así como la incorporación progresiva de nuevos medicamentos cada vez más eficaces, se ha mejorado el cuidado de las enfermedades reumáticas de forma notable.