Todo lo que necesitas saber sobre una hernia discal
El disco vertebral está compuesto por dos partes: núcleo pulposo, que es la parte central de tipo gelatinoso (absorbe fuerzas de compresión entre las vértebras) y anillo fibroso envoltorio externo de colágeno que rodea a una zona más amplia de fibrocartílago, de forma que limita la rotación entre vértebras. Su función principal es permitir un movimiento armónico de la columna y servir de apoyo durante el movimiento.
Hay factores como el envejecimiento y la carga sostenida de la columna que debilitan el anillo fibroso, permitiendo la salida del núcleo por una fisura. Esta afección se conoce como hernia discal. Hay dos tipos de hernia discal:
- Hernia discal cervical, si se encuentra en las vértebras superiores
- Hernia discal lumbar, si se encuentra en las vértebras inferiores.
Esta patología se da con mayor frecuencia en las personas de mediana edad y de edad avanzada, generalmente después de una actividad extenuante. Otros factores de riesgo pueden ser la debilidad muscular, el sedentarismo y las enfermedades genéticas.
Síntomas de hernia discal
Los principales síntomas que presenta una hernia discal son:
- El dolor lumbar (parte baja de la espalda) o cervical (zona posterior del cuello), producido por la contractura muscular refleja a la afectación.
- Dolor irradiado (llamado popularmente ciática): dolor punzante en zona glútea que, en los casos de hernia lumbar, puede recorrer toda la pierna hasta los dedos del pie. En los casos de una hernia cervical, se produciría un dolor profundo en el brazo y/o antebrazo pudiendo llegar hasta los dedos de las manos.
- Entumecimiento, pérdida de sensibilidad y/o hormigueo en la zona del dolor irradiado.
- Debilidad en la movilidad de las extremidades afectadas.
- Síntomas urinarios, con pérdida de sensibilidad en la zona genital y perineal como primer síntoma. Se asocia a la dificultad para el vaciamiento o retención urinaria.
Los síntomas pueden empeorar por diversas causas:
- Por permanencia en la misma posición durante un tiempo, precisando de cambios posturales a intervalos de pocos minutos (10-20 minutos)
- Durante la noche
- Por estornudar, toser o reír
- Por flexionar la espalda o caminar
Hernia discal: diagnóstico
Tras un exhaustivo reconocimiento médico, se deben realizar diferentes pruebas diagnósticas:
- Resonancia Magnética cervical/lumbar: prueba de elección. Mostrará la localización exacta de la hernia discal y la compresión que ejerce en las estructures adyacentes.
- Radiografía de la columna: prueba inicial que sirve para descartar otras causas de dolor lumbar o cervical. Radiografías dinámicas, se valora la estabilidad de la columna.
- TC cervical/Lumbar: útil como prueba complementaria a la resonancia, ayuda a valorar los componentes óseo asociado a la zona afectada.
- Electromiograma: para determinar la raíz y el grado de afectación producido.
¿Cirugía para tratar una hernia discal?
Es necesario que el paciente se someta a una intervención por el Neurocirujano cuando se dan los siguientes casos:
- El tratamiento conservador (administración de antiinflamatorios, calmantes y relajantes musculares) ha fallado y se da una persistencia de dolor y de síntomas neurológicos.
- Debilidad en la movilidad o sensibilidad de aparición brusca o de forma progresiva.
- Síntomas urinarios o pérdida de sensibilidad en la zona genital y perineal.